aún
veo la sombra de tu cuerpo ocupando el lugar que yo te di.
Basta
que cierre los ojos para sentirte, para saber que estás aquí.
Deslizo
la mano y siento tu calor, y quiero seguir así,
jugando
en medio de esta ilusión que me saca de este mundo insípido, donde todos los
días son iguales.
Las
horas…
Las
noches…
… La
soledad de siempre que aburre y hastía.
Sobre
mi cama está mi cuerpo esperándote,
muriéndose
de frío…
muriéndose
de ansiedad…
…
Temblando porque no estás tú para calentar mi sangre.
No
hay sueño que cubra esta necesidad,
ni
fantasía que suplante tus caricias.
Quiero
que estés aquí…
Quiero
que me ames…
…
Quiero que me adores con tus ojos mientras mis labios te dan la bienvenida,
mientras
mis manos acarician tu rostro,
mientras
los dos nos preparamos para ir más allá,
donde
el cielo se une con nuestras sombras que se funden en el infinito.
Sobre
mi cama hay esperanzas muertas,
y
todas llevan tu nombre.
¿De
qué me sirvió pedirle deseos a las estrellas?
Esperarte
junto a mi ventana,
cada
día…
cada
noche…
cada
invierno…
cada
verano…
… si
nunca apareciste.
Sobre
mi cama hay nieve que no puedo limpiar,
es
el invierno que me cubre cada vez que duermo,
cada
vez que respiro en medio de mis sábanas.
Ya
no hay lágrimas, pero aún hay tristeza,
y la
resignación tiene olor a periódico de ayer.
Cuesta
dejarte en el pasado,
me duele…
me
lastima…
…
Pero todo estaba en tus manos,
y
eres el culpable de esta decisión.
Pilar
“Soñar es solo el principio”
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