miércoles, 3 de mayo de 2017

Nostalgia...

Mi habitación huele a canela, y su aroma es como un perfume que adorna mis pensamientos en donde la nostalgia hoy está presente.
Nostalgia por la tierra en donde nací, en donde cada amanecer es un lienzo en donde a veces se dibuja la lluvia, y otras el sol. Una tierra cálida, de gente amistosa, rodeada de selva,  misterios e historias de sirenas y demonios.
Nostalgia por aquellas tardes cuando había campeonato escolar, y el coliseo se llenaba de gente gritando y defendiendo cada quién a su equipo.  Yo jugaba básquet, y usaba la furia por algunas cosas que me ocurrían, para ser osada e inventar  jugadas que siempre terminaban en buenas canastas.
Nostalgia   por aquella época cuando mis hijos me preguntaban cómo hacer la tarea, o cuando antes de dormir los hacía cantar la oración del “Ángel de la Guardia” en un arreglo inventado por mí al ritmo de rap. (Créanme, es sensacional)
Ha pasado el tiempo y ahora soy el resultado de muchas experiencias. Mi cuerpo solo moldea mi pasado: las piedras, las equivocaciones, las malas decisiones que hoy forman parte de este presente que es como una segunda piel, en donde aprendí a asumir cada uno de mis errores, los que fortalecieron mi espíritu y a la mujer que ahora soy.
Es una noche donde también tengo nostalgia por el aroma del café, y de los cigarrillos que fumaba sin parar. Me imagino que algún día me acostumbraré a la manzanilla, como luego me acostumbraré a otros cambios que están por venir.
La vida está llena de ciclos, cuando uno se cierra siempre hay algo mejor.
Ya no tengo miedo…
Ya no siento ansiedad…
Estoy en paz con mi alma y con mis recuerdos.
A veces me pongo triste por algunos sueños a los que tuve que renunciar, pero sé, que todo pasará.
La soledad ahora es mi amiga, y me dejo abrazar por ella, y es cuando escucho los latidos de mi corazón y solo puedo decir: Gracias, Dios, por esta tercera oportunidad.
Pilar

“Soñar es solo el principio”

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