lunes, 31 de diciembre de 2012

No todo es perfecto


No todo es perfecto en la vida, pero siempre hay que ver lo positivo de aquella situación que en un primer momento nos deja un mal sabor.
Les cuento que para la  cena de navidad tenía la ilusión de poner el pavo entero sobre la mesa, pero después de tantos años horneando para estas fiestas, es la primera vez que el pavo se me deshizo en pedazos y en los huesos no quedó ni una hilacha de carne. Al principio me fastidié, pero al probar el sabor pensé que valió la pena las horas que pasé abriendo y cerrando el horno, y no me quedó más remedio que cortarlo y ponerlo sobre una fuente, como siempre.
Luego quise preparar un cóctel de algarrobina. Compré el mejor pisco, busqué en Internet varias recetas para ver con cual me quedaba. Puse las copas en la nevera, pero cuando probé el cóctel pensé que tomaba pisco con leche chocolatada.  Posé para la foto, pero cuando iba por mi segunda copa tuve que rendirme y aceptar que el cóctel estaba asqueroso. Mis hijos respiraron aliviados al ver que no tenían que terminar sus copas, y me pidieron que preparara lo de siempre: pisco sour
No todo salió como pensaba, pero lo mejor de todo es que estuve con mi familia departiendo y pasando buenos momentos. Eso es la felicidad, pequeños soplidos que alegran nuestras vidas y nos provoca sonrisas que nacen del corazón.
La belleza de las cosas es precisamente lo imperfecto de todo. Como cuando salimos de paseo al campo y de repente llueve y parece que el día se malogró, pero vienen las risas tal vez porque nos empapamos o sucedió algo gracioso que luego pasa al recuerdo.
Disfrutemos de estas fiestas olvidando y perdonando, pero, sobre todo, decidiendo ser felices. La felicidad depende de nosotros y de nuestra actitud frente a los problemas.
Que el próximo año sea tan imperfecto que nos obligue a sacar lo mejor de nosotros. No busquemos en los demás la perfección, sino el amor que nos puedan entregar.
Gracias por estar ahí… en algún rincón del mundo: España, Argentina, Venezuela, Chile Colombia, Perú, Ecuador, Miami, y dejarme entrar en sus momentos a través de mis posts.
Me despido con un beso deseándoles un feliz año nuevo y que todos sus sueños se hagan realidad.
Pilar   

lunes, 10 de diciembre de 2012

El amor: desde el punto de vista de los ciéntificos

Para los científicos no existe el amor como la gente común lo concibe; para estos señores de guardapolvos blancos el amor no es otra cosa que una descarga de sustancias bioquímicas que se producen en el hipotálamo.
No creen en cupido ni en su flecha mágica que nos golpea directamente en el corazón y nos hace ver la vida de color rosa. Para ellos lo único que ocurre es que la parte del cerebro que procesa las emociones se activa y envía descargas de epinefrina y neuroepinefrina por todo el torrente sanguíneo, logrando que el corazón lata hasta tres veces más rápido de lo normal. Luego el flujo sanguíneo se desvía hacia el estómago  y creemos sentir mariposas. Una explicación que mata nuestra forma romántica de sentirnos frente al hombre o mujer que nos impacta desde el primer momento.
No existe el destino que puso en tu camino al príncipe azul que de un momento a otro te hizo sentir que respirabas y que tenías corazón, y es de locos creer que es el amor que por fin llega a tu puerta. Simplemente te encontraste con la persona que logró que las cuatro partes de tu cerebro liberaran una hormona conocida como la dopamina que te convierte en alguien más feliz, capaz de ser algo cursi y generoso. Esta hormona te droga y se vuelve adictiva. No vayas a pensar que de repente extrañas a la persona que acabas de conocer. Que te encanta su sonrisa, su forma de hablar, esos hoyitos que se forman cuando sonríe. ESO ES MENTIRA, simplemente estás atrapada en el embeleso químico del cerebro que muchas veces te deja sin razón.  
Y no vayan a creer que la pasión que se desprende de un beso es producto del amor que navega por cada poro de tu cuerpo, exigiendo más y más para saciar tu deseo. Los instruidos y  casi sabios desmienten esta teoría argumentando que la pasión en una pareja  se rige por la oxitocina. A mayor oxitocina mayor será el enamoramiento y las relaciones sexuales.  Nada de pensar de manera romántica de que estás atrapada por su olor y que te excita sin remedio. ES PURA OXITOCINA.    
Estos hombres de mandiles almidonados tampoco se han olvidado de los fieles. Las que creen que su pareja las ama profundamente y que en aras de ese amor jamás las traicionarán, SE EQUIVOCAN, la vasopresina es una hormona que también segrega el hipotálamo y es la responsable de la fidelidad. Cuando una pareja segrega esta hormona nadie podrá romper esa areola de felicidad que ambos respiran, pero CUIDADO… dura solo cuatro años.     
Y esa etapa de rutina y tranquilidad que se respira después de un largo tiempo de vivir intensamente,  se debe a que el cerebro se acostumbra al cóctel químico, no pienses que por fin has alcanzado el equilibrio junto a tu media naranja, puro espejismo que estos hombres de mirada recia desmienten.
Tal vez sea cierta las explicaciones de los científicos, pero a mí me gusta pensar que el amor no tiene explicación. Simplemente se da en el momento menos pensado alimentando tu ilusión. Te atrapa en su fuego hasta volverte  loca y dependiente. Y no hay más palabra que su palabra y no hay más verdad que la que él dice.  Escuchas canciones de amor, escribes poemas y lees novelas románticas porque te nutren de fantasías, las que a veces necesitamos para sentir que la vida puede ser más bella que la que nos tocó vivir, o quizá porque a través de los sueños encontramos otra forma de sentir y de creer que también podemos tocar la luna.
Pilar

martes, 4 de diciembre de 2012

De vuelta al colegio


La semana pasada estuve en Iquitos, la tierra donde nací, crecí y  empecé a soñar con  ser escritora.

Después de muchos años regresé a mi colegio y no saben la emoción que sentí al ver los arcos, los  mosaicos que tal vez algún día fueron rojos, las aulas y el inolvidable árbol de mango que por generaciones ha estado a un lado del patio.

Recuerdo que una mañana vi un mango  maduro y lancé mi zapato casi saboreando la fruta. El zapato se quedó atrapado entre unas ramas y mientras mis compañeras se reían, la auxiliar apareció ordenándonos que regresáramos a nuestros salones.

La auxiliar tuvo la mala suerte de pararse justo debajo de mi zapato, y yo tampoco estuve de buenas porque de repente mi zapato cayó sobre su cabeza.

Estoy  segura que se acordó de toda mi generación. Cogió mi zapato y con voz de mando me gritó: “A la dirección”

En el trayecto traté de pedirle disculpas, pero no quiso ni que abriera la boca. “Ya vas a ver, espera a que la directora sepa esto. Tú sabes que está prohibido aventar cosas al árbol”.

Resignada esperé a que la directora nos recibiera mientras pensaba en la manera de calmar a mi madre cuando se enterara que me habían dado vacaciones por unos días. Pero cuando la directora nos recibió, le pidió a la auxiliar que se marchara. Apenas ella cerró la puerta, la directora se arrastró de risa  y me pidió que tuviera cuidado.

Salí con mi zapato, pero fui el blanco de las burlas de mis compañeras.

Mi colegio es especial. No todos tienen una leyenda que cobra vida años tras años cuando entran  las nuevas alumnas.

Se dice que una monja sin cabeza anda por el colegio como alma en pena, recorre los pasadizos, el patio y vuela al ras del suelo. A mí me pareció verla alguna noche cuando después de entrenar básquet, caminábamos por esos pasadizos iluminados por la luna. Incluso alguna vez con una amiga entramos a un cuarto secreto donde encontramos cientos de periódicos del año cincuenta y tantos y creímos sentir su presencia. Salimos despavoridas y gritando como locas, poniéndonos en evidencia frente a las  auxiliares que no dudaron en apuntar nuestros nombres.

Tal fue mi obsesión por esta leyenda que escribí un cuento que para variar se llama “La monja sin cabeza”, es la historia de dos niños que van de retiro al colegio de mujeres y tienen todo listo para asustar a las chicas aprovechando esta leyenda.

Cuando todos duermen, ellos se preparan para la travesura, pero no cuentan con que la monja sin cabeza aparecería y les pediría el favor más espeluznante de sus vidas. Que la ayuden a encontrar su cabeza.  

Estuve muy feliz en mi tierra, recordando sabores y viendo los mismos paisajes que me dejan con la boca abierta. Pero debo confesar que el calor por poco me mata. Me dediqué a beber cientos y cientos de cremoladas de aguaje, comí de todo y ahora estoy tratando de eliminar esos kilitos que gané sin mucho esfuerzo.

Ahora que estoy de regreso siento que mi corazón por siempre estará en esa tierra que amo y que nunca olvidaré. Iquitos es el sol que cada tarde se asienta sobre sus montes. Es la lluvia que refresca y te recuerda que la vida siempre es un nuevo comenzar. Es la canción que habla del río, del malecón y la plaza; y de la hermosa loretana que derrama lisura al andar

Pilar