martes, 23 de agosto de 2016

Ámame...

Ámame… y deja la razón a un lado, las preguntas para después, no te cuestiones por qué piensas en mí, solo siente y escucha a tu corazón.
Ama mi historia, la que tú conoces, la que te ofrecí cuando te abrí mi alma, cuando abrí el baúl donde guardo los momentos que prefiero olvidar, pero que han marcado mi vida, y que compartí contigo cada noche llenándome de melancolía.
Ama mi sonrisa, porque yo sonrío para ti, porque tú eres mi alegría y la locura que me provoca muchas locuras.
Ama mis ojos  y mírame con el alma, descubrirás todo el amor que guardo para ti, y el deseo que se oculta entre mis pupilas.
Ámame… y deja salir tus emociones, no frenes tus pensamientos, no detengas tus palabras, tus impulsos, todo lo que me quieras entregar. No tengas miedo…
Soy real…
Sin caretas…
Sin medias verdades, dispuesta a cuidar tu corazón.
Ama mis sueños, tú sabes cómo me gusta volar, acompáñame en mi vuelo. Quiero que seas mi compañero, mi cómplice, además de ser el guardador de mis secretos.
Ámame… y cierra los ojos a la realidad, solo así me llevarás contigo. No estás solo, mi príncipe de ojos verdes, porque yo estoy contigo, abrazando tu  sueño cuando duermes, y cuidándote desde mi pequeño rincón.
Ámame… pero cuidado, yo no te ofrezco paz, ni días tranquilos. Soy un torbellino, una hoja al viento, un alma rebelde, una loca incurable que en medio de su locura aprendió a querer tus ojos verdes, tu mirada profunda y tus labios que mis labios esperan con ansia.
Ámame… y te prometo que no te arrepentirás.
Pilar
“Soñar es solo el principio”



jueves, 18 de agosto de 2016

Bésame...

Bésame… y quítame de a pocos el carmín de mis labios,
apodérate despacio de mi boca, tentándome con tu aliento,
hurgando con tus ganas, ofreciéndome el cielo con tus labios tibios.

Bésame… y entrégame tu deseo disfrazado de ternura, ábrete paso por mi humedad  robándote mi respiración, adueñándote de mi conciencia, del ancla que me ata a este mundo de donde siempre quiero escapar.

Bésame… y que tu boca se una a la mía en medio de un baile, en medio de una locura que va calentando nuestros cuerpos.
Solo quiero tu aliento…
Solo quiero tu boca…
Solo quiero tu lengua acariciando la mía, llenándome de fuego, electricidad y miel. Llenándome de vida y de pasión.

Bésame… y hazme tuya con tus labios, embriágame de placer en medio de este viaje que no tiene rumbo, que no tiene un destino; que se guía por la pasión que mueve nuestros cuerpos, nuestros labios que toman y se descontrolan, que palpan y embisten, que se estremecen y que hablan sin palabras.

Bésame… y llévame a la luna, hazme creer que es de queso.  Que tus labios me regalen la ilusión de un amor sin fronteras, donde pueda descansar, donde pueda soñar; y donde encuentre tus ojos verdes mirándome con amor.

Bésame… y nunca te detengas, que tus labios son mi esperanza y  la puerta en donde se esconde mi felicidad.
Pilar
“Soñar es solo el principio”


martes, 16 de agosto de 2016

Desnúdame...

Desnúdame, pero no me quites la ropa, ten el coraje de ir más allá…
Mira mis ojos y dime si te ves reflejado en mis pupilas, o si el celaje de la tristeza tiñe mi mirada.

No tengas miedo de seguir observando, y si descubres algunas lágrimas no te sientas culpable, es la soledad de no tenerte junto a mí. El anhelo de querer compartir tus horas y disfrutar tu sonrisa, pero al mirar mi sombra me doy cuenta que tu lugar no es a mi lado. Que tú necesitas volar, disfrutar de otros besos, otro olor; ser un gitano del amor sin un lugar estable, y hacer tu campamento donde te sorprenda la pasión, sin importar un nombre o los sentimientos, solo el deseo de disfrutar lo que venga con libertad y sin compromisos.

Desnuda mi mente y dime qué encuentras, no te sorprendas por los secretos que escondo. No soy un ángel ni un demonio; soy una mujer llena de defectos y debilidades que a veces me avergüenza, y que trato de ocultar bajo muchas fachadas para que nadie sepa dónde golpearme, y cuál es la entrada para atacar desde adentro y sin misericordia.

Desnuda mi corazón y no huyas si escuchas que grita tu nombre.
Ahí no hay mentiras…
Ahí no hay fronteras…
Ahí no hay límites…
Ahí no hay imposiciones…
Mi corazón solo siente y palpita al ritmo de mis sentimientos.
A veces golpea lento como los días de verano cuando el sol calienta tan fuerte que parece adormecer el tiempo. Y a veces me duele el pecho de tanto que bombea tan solo por repetir tu nombre. Tiene tanto poder dentro de mí que cada letra está tallada en mi piel con tinta indeleble, recordándome que mi libertad es solo una utopía, y que estoy atada a tu cintura por el tiempo que me quede de vida.

Desnuda mi alma y no te asustes por las historias que encontrarás, soy una viajera de la vida que carga una mochila con dolor, esperanzas marchitas, ilusiones que se quedaron a la vuelta de la esquina, pero en donde también sigue ardiendo una hoguera que da calor a mis noches de invierno, y me alumbra cuando me acorrala la oscuridad.

Desnúdame despacio, y mírame con tus lindos ojos verdes.  si te gusta lo que hay detrás de mi piel, toma mi mano y camina conmigo por las estrellas. Te invito a mirar la vida a través de mis ojos, y a que sientas la vida con el corazón de un niño donde solo hay el deseo de vivir, disfrutar y sentir sin pensar en el mañana. Porque el aquí y ahora es suficiente para ser felices y  amar con la misma intensidad de un jovenzuelo que recién descubre las delicias del amor.
Pilar
“Soñar es solo el principio”

jueves, 11 de agosto de 2016

Quiero encontrar un amor...


Quiero encontrar un amor que navegue en mi cuerpo,

que respire de mi aliento, y que sueñe con mis besos.

Que despierte en las mañanas enredado en mis cabellos,

y que quede atrapado con la luz de mis recuerdos. 

Quiero encontrar un amor que me bese despacio,

que se sienta feliz de caminar a mi lado.

Quiero encontrar un amor que no sepa de miedos,

que me abrace con fuerza cuando llegue el silencio. 

Quiero encontrar un amor que me acomode en sus brazos,

que me haga un espacio entre su piel y su alma.

Que me diga que me extraña, que lo exprese en la mirada,

y que le diga a todo el mundo que es a mí a quien ama.

Pilar

“Soñar es solo el principio”

sábado, 6 de agosto de 2016

Cuando tienes que decir adiós...

 “… La noche fue haciéndose más noche mientras ella lo veía dormir, limpiando en silencio las lágrimas que no podía contener, y que se resbalaban con tristeza por sus mejillas. 
Observaba su respiración acompasada tratando de guardar su imagen para  cuando estuviera sola, cuando volviera a vivir el instante en que fue su mujer  después de tantos inviernos esperando.
Su piel se fundió en su calor y fueron dos cuerpos en uno vibrando y gimiendo; y buscando la gloria detrás de cada beso que los fue apartando de la realidad; y que los fue consumiendo en el fuego de sus caricias.
Él dormía complacido por el placer alcanzado, mientras ella se despedía para siempre de sus ojos verdes. Quiso vestirse de pasión para estar entre sus brazos, sabiendo que se aventaba al vacío para atesorar algunos recuerdos que la acompañarían en sus  noches solitarias.
Por mucho tiempo imaginó sus caricias, y ahora las tenía grabadas en su piel como un tatuaje que le acompañaría hasta la muerte.
Adiós, le decía en silencio, guardando su lamento y mirándolo a través de sus lágrimas. Nunca podría olvidarlo. Fue el hombre que un día empezó a querer aún sin conocerlo. A esperarlo en su ventana, a imaginar su rostro, a amar su mirada sin saber que sus ojos eran verdes. Fue el hombre que la acompañó en los peores momentos, al que quiso conquistar, al que un día le dijo que lo amaba, sabiendo que  podía pensar que estaba loca.
Ella siempre se aferró a la esperanza de que él correspondería a su amor, pero todo fue muriendo ante sus eternos silencios, y la distancia que siempre puso entre los dos. Y ahora recién  entendía lo que su alma rebelde le repetía hasta el cansancio.
Él nunca la quiso en su vida, solo la deseaba para una noche de pasión, para una entrega que no dejaría huella en su  alma.
Por eso sus silencios…
Por eso sus distancias…
Él siempre supo lo que quería, y ella también lo sabía, pero apelaba a la esperanza de conquistarlo, esa esperanza que se fue diluyendo entre sus manos porque él nunca hizo nada por ella…
Él nunca se desvió de su camino por ella…
Él nunca respondía…
Él nunca se acercaba…
Él solo la quería para tenerla en su cama, y a una mujer a la que solo deseas en la piel no puedes meter en tu vida. No le puedes contar tus secretos, ni lo que te gusta de la vida, y mucho menos tus sueños.
Ella ahora lo sabía…
Ella ahora lo entendía…
Ella ahora le decía adiós…
Ella debía renunciar a él para no vivir encadenada a la espera...
A sus largos y tristes silencios...
Ella se marchaba segura de que él nunca la extrañaría…
Tal vez la recordaría de vez en cuando como la mujer que hizo muchas cosas por él, muchas locuras…
Tal vez sonreiría al recordarla, pero seguiría con su vida, viajando y conociendo otros mundos. En cambio ella solo viviría para recordarlo porque él era el príncipe de sus sueños…
La estrella que nunca pudo tocar…
Su castillo entre las nubes…
El hombre que aprendió a amar a la distancia...
Él era la vida de su vida, y la ilusión más grande que tuvo dentro del corazón.
Cerró la puerta de la habitación sintiendo, por primera vez, cómo se le partía el alma de dolor, cómo el sufrimiento cubría cada parte de su cuerpo quitándole la respiración.
Era tan triste renunciar a él...
Renunciar a volver a ver sus ojos verdes...
Renunciar a la esperanza de entrar en su vida...
Renunciar a la alegría de tomar su mano y decirle a todo el mundo : Escuchen... él es el hombre que amo.
Simplemente se alejó con pasos tembloroso dejando su alegría…
Dejando su sonrisa…
Dejando los sueños que soñó a su lado…
Dejándolo todo… hasta sus ganas de creer en el amor.
 (Extracto de una historia que no quiero escribir)

Pilar

martes, 2 de agosto de 2016

Bajo el fuego de la pasión...

“…  El tiempo se detuvo mientras ella esperaba que él diera el primer paso.
Temblaba de pasión…
Temblaba de miedo…
Temblaba por aquel momento que era la cúspide de sus sueños; de tantas noches deseándolo, de tanta espera viviendo para ese instante. Para esa locura que significaría estar entre sus brazos volviendo a la vida, volviendo a ser mujer.
Él la observaba y ella seguía temblando. No tenía el cuerpo perfecto, pero en ese instante se sintió una diosa.
Él la hizo sentir única con el poder de sus ojos verdes que ella amaba desde siempre, desde antes de conocerlo. Él la acariciaba a la distancia incendiando sus ganas de entregarse completamente, capitulando a su alma y a su cuerpo. A sus labios desesperados que la besaban como siempre imaginó…
Con hambre y desesperación…
Con pasión y locura…
Acuartelando en un rincón el pasado, las penas, los males de amores, existiendo solo ese momento y la perfección de las caricias que hablaban en silencio dando vida a sus cuerpos que se frotaban buscando la piel que calentaba sus ganas, y aquella noche que empezaba a morir entre la bruma del invierno y de un cielo sin estrellas.
Pero qué importaba la noche si ellos eran vida…
Si ellos eran fuego…
Si eran dos amantes entregándose el alma en cada beso, en cada gemido; en cada movimiento que lejos de calmar el deseo atizaba el fuego; la hoguera donde ambos se incendiaban consumidos por la espera y la pasión que por años palpitó bajo la piel, y que en medio de esa noche fría calentaba cada rincón de la habitación.
Que más palabras que los besos escritos con labios ardientes, hinchados y humedecidos…
Qué más lenguaje que las caricias cinceladas con los dedos, con la lengua y con cada toque de atrevimiento que eliminó la frontera entre sus cuerpos, para ser una sola alma y un solo corazón vibrando por ese instante de gloria.
Ella por fin era suya…
Él por fin la tenía…  
 (Extracto de una historia que aún no se ha escrito)
Pilar
“Soñar es solo el principio”