El viernes empieza la Feria Internacional
del libro, y será el tercer año que participo con la misma ilusión del primer
día.
Esto es lo que amo y me apasiona. Despertar
cada mañana entusiasmada porque siempre hay algo que escribir. Personajes que
me esperan para hacer de mí lo que quieren. Yo los saqué del anonimato, pero
son ellos los que deciden el ritmo de la historia. Y me encanta que esto suceda
porque caigo en la incertidumbre de preguntarme qué pasará. Me envuelven en sus
problemas y sus romances; en esa vida llena de pasión que al final de la
jornada me sorprende.
A veces me cuesta alejarme de esa fantasía
que nutre a diario las largas horas frente a la pantalla viajando en el tiempo,
visitando otros lugares, y disfrutando de la aventura de ser escritora.
Muchas veces he hablado de la soledad, pero
ahora caigo en cuenta que nunca estoy realmente sola. Tengo mi música, la que
escucho para distraerme cuando las historias se detienen en mi mente. Mi viejo
libro de pensamientos que nunca me canso de leer, y para andar con los
modernismos de la época visito el Facebook para reírme un rato con cada
ocurrencia de mis amigos.
Toco mi guitarra para no perder la
costumbre y calentar de vez en cuando la garganta con canciones de los 80.
Espero detrás de la ventana a la chica que siempre pasa por mi casa cantando
como si estuviese en la ducha, y para no perder la costumbre fastidio de vez en
cuando a mi hija.
Es una locura esto de andar tras bambalinas
con nombres inventados que parecen reales de tanto mencionarlos. Y seguiré así
mientras siga sintiendo esa emoción que alimenta mi corazón cuando pienso en
mis historias, las que me atrapan y me alimentan cada día.
Pilar
“Soñar es solo el principio”