martes, 26 de marzo de 2013

Como conquistar a una mujer


Muchos hombres no tienen idea de cómo sorprender y conquistar a una mujer, y sin querer nos convertimos en el tema de muchas conversaciones, donde tratan de volcar sus experiencias intentando descubrir qué es lo que en realidad nos mueve: si somos puro corazón o hay en nosotras ese lado oscuro que muchas veces contradice nuestras palabras.
Y es en medio de estas charlas donde casi siempre hay una botella de licor, donde nos dan los adjetivos de BRUJAS, MENTIROSAS, INTERESADAS, LOCAS, NEURÓTICAS, VENGATIVAS, y con el complejo de Sherlock Holmes.
¿Y todo por qué?, porque si con una les ligó el comportarse como perros guardianes de todos sus pasos, una vez que terminan esa relación y quieren seguir el mismo patrón con la siguiente, ella los manda a volar en menos de una semana reclamando su independencia.  Y si después deciden comportarse con indiferencia, la actual les sale recriminando su falta de interés.  Si se esmeran en hacer un regalo  reciclando algunos objetos y poniendo la fotografía de los dos, puede que alguna le haya dicho: “Ay, está lindo” pero nunca volvió a ver el cuadro en el que trabajó con mucha ilusión. Y la próxima vez que está interesado en una mujer, decide gastarse un dineral comprando un exquisito perfume que la vendedora muy gentilmente lo ayudó a escoger, y ante el regalo en el que puso todas su expectativas, escucha como respuesta: “Qué lindo, mi amor, pero me habría encantado que me regalaras algo original, que no tenga precio, porque lo habrías hecho tú, mi vida”
Otros comentan que siguieron los pasos que les sugirió una revista  e invitaron a la chica a una espléndida cena romántica, les regalaron flores, chocolates y un lindo peluche, pero, ¿por qué a algunos les funcionó y a otros no?
Tal vez porque a alguna no le gusta cenar a media luz, o el color de las flores no era de su agrado. No a todas nos encantan los chocolates y menos los peluches. Y hasta hoy no dejo de preguntarme, ¿quién puso como norma que todo este paquete es súper romántico?
No somos una especie rara que hay que observar bajo un microscopio, y tampoco nos trajeron de venus para ayudar a procrear la raza humana. No necesitan de un manual para conquistarnos. Es cierto que todas somos distintas, pero tenemos la misma esencia. Somos sensibles a una palabra y nos dejamos envolver por una mirada. La playa, así sea invierno o verano, es el escenario perfecto para conquistar, y si sabes aprovechar una puesta de sol cautivarás a cualquier mujer.
Trata de ser auténtico porque nosotras tenemos un sexto sentido que nunca falla, lamentablemente. Y si algo nos pone en alerta, así te hayas gastado los ahorros de toda tu vida, te quedarás con las ganas de tener a la mujer de tus sueños junto a ti, y después no vengas con que somos UNAS BRUJAS porque no tuviste el tacto de llegar al corazón de una mujer. El camino no tiene recovecos, se llega directo si eres tan claro como el agua y tan simple como el niño que todos guardan dentro.
Pilar

 

lunes, 18 de marzo de 2013

La fuerza del corazón


Los sentimientos son una poderosa realidad humana que nos impulsa a amar,  a odiar y a realizar las cosas más increíbles que tal vez solo en sueños lo pudimos imaginar.
Constantemente nos dejamos llevar por la fuerza del corazón; por esos latidos que se aceleran tan solo al imaginar a la persona que ha entrado en nuestra vida, o cuando estamos cerca de lograr aquella meta por la que hemos luchado por mucho tiempo.
La emoción nos libera de la monotonía en la que vivimos, recordándonos que somos más que mente y cuerpo vagando por ahí, y que nuestros sentimientos son  los brebajes que bullen en nuestro interior, abriéndonos o cerrándonos las puertas de la felicidad.
Los sentimientos son las armas más poderosas que tenemos en nuestras manos, y aunque muchos lo crean, no se contrapone a la razón. El secreto es encontrar un equilibrio que nos permita liberarnos sin dejar el cause por donde nos lleva la conciencia.
Si lo trasladamos a las relaciones de parejas, se puede resumir en lo siguiente: Si crees que empiezas a enamorarte de alguien que jamás coincidirá con tus valores o tu forma de ver la vida, entonces da un paso atrás antes que sea demasiado tarde. En este punto la fuerza del corazón no radica en aferrarse a aquello que sabes te hará sufrir, sino en la capacidad que tengas de dejarlo ir.   
En cuanto a tus metas siempre podrás encontrar un atajo o un colchón sobre el que puedas pararte, pero si centras tu pasión por aquello que se ha convertido en parte de tus sueños, no caerás jamás en trampas ni te engañarás con falsos triunfos, porque la fuerza de tus sentimientos no te lo permitirá. Te obligará a ser honesto y querrás saborear cada triunfo en el camino hacia el éxito.
Pero hay veces que la fuerza del corazón se mueve por el rencor y la venganza, y es capaz de llevarte por caminos insospechados. La razón te grita que obras mal, pero encuentras excusas y miles de motivos para justificar tu proceder. Haces daño y quieres devolver cada sufrimiento, y si no logras reflexionar a tiempo, puedes llegar a matar, pero no en nombre del amor, como todos lo gritan dentro de un penal, sino en nombre de esos sentimientos que no quisiste frenar.
Somos leña y fuego, arcilla y agua; un poco de todo y un poco de nada. Tenemos un corazón que siempre nos habla y nos previene, pero al que a veces no queremos escuchar, porque la adrenalina de lo prohibido es más fuerte.
Siempre podemos decidir y poner en una balanza qué es lo más importante, si aquellos sentimientos que dan luz  a nuestros días, o los que se vuelven contra ti a través de sombras y culpas que poco a poco te roban la paz y las ganas de vivir.
Pilar

miércoles, 6 de marzo de 2013

La ficción jamás superará la realidad


Cientos de veces escuché decir “eso es fantasía” “solo pasa en las películas”, pero estoy convencida de que la creatividad del escritor y guionista nunca superará la realidad. Podemos inventar historias, seguir el perfil del personaje, hacer una ficha con un pasado ficticio: penas, traumas, momentos felices; y llenar hojas con esa vida que conscientemente vamos inventando para seguir la línea dramática que queremos dar a conocer. Hacemos recovecos con situaciones para mantenerlos en alerta, y con giros que sorprendan y que haga de la historia una trama que quieran volver a ver.
En estos momentos escribo el guion de una serie para la televisión, y mientras me sumerjo en la vida de un personaje en particular, y del que aún no puedo hablar, no hago más que reafirmar que nada podrá superar la realidad.
Esta historia está basada en un hecho real, donde se dice que hubo amor; y donde cada quién caminó hacia su destino sin saber lo que dejarían atrás. Pero aquí vuelvo a reflexionar sobre la ligereza y el manoseo que hoy en día le dan a la palabra AMOR. Se cree que esas ganas locas de querer experimentar nuevas sensaciones, oler otra piel y perseguir fantasías no es otra cosa que el amor. Entonces dices TE AMO, YO TE QUIERO MÁS… y palabras que llenan momentos que se escriben en el aire, y que no puedes defender en situaciones difíciles, como le pasa a la protagonista de esta historia que tengo entre manos.
Mi abuela decía que el amor y el dinero no se pueden ocultar, y creo que tenía razón. Cuando se ama nuestra mirada refleja la felicidad, y también la tristeza cuando ese amor parte para siempre. ¿Alguien puede sonreír después de esto? ¿Alguien puede guardarse el sufrimiento para que nadie sepa tu dolor? Se pueden decir muchas cosas e inventar mentiras, pero tu mirada siempre te delatará, así como las circunstancias que te rodean.
Cuando era universitaria vivía en una pensión de monjas a donde no podíamos llegar más de las diez de la noche. Recuerdo que un día me fui de paseo y la llanta se pinchó en medio de la carretera. No había celulares y no pude comunicarme para avisar lo que ocurría. De la preocupación pasé a la angustia imaginando que la madre Rosa María no me creería,  ya que era un argumento muy usado entre mis compañeras. Logramos reparar la llanta y llegué a la pensión pasada las once. Pensé por un segundo inventar una mentira, pero empecé diciendo: “Madre, sé que no me creerá, pero se nos pinchó una llanta” La monja me miró y me dijo ¿Por qué no habría de creerte? Porque la mayoría de las chicas dicen eso para tener una excusa y llegar más tarde, respondí. Yo sé que dices la verdad, me dijo. Mírate las manos, seguro trataste de ayudar con la llanta. Tu jeans está sucio en la parte baja, es tierra, agregó, tal vez salieron de la carretera para estacionar el auto. Y la monja siguió enumerando más detalles en los que yo no había reparado. Y si hubiese dicho la mentira todo se habría complicado.
Esto es más o menos el argumento de la historia que estoy desarrollando. Tiene los elementos que todo guionista busca dentro de una trama: amor, pasión, indiferencia, mentira y un giro inesperado que cambia la vida de los protagonistas.
Creo firmemente que el amor te deja en el corazón sentimientos profundos que se cuelan por tus poros, y te hace respirar el aire de tu dicha o infelicidad. Y este personaje que ahora llena mis noches con miles de preguntas que poco a poco empiezo a responder, solo me sirve para seguir aprendiendo sobre la naturaleza humana, sobre el verdadero amor y reafirmar mi creencia de que la ficción jamás superará la realidad, porque esta se nutre de un guion improvisado que va marcando tu destino hacia un final que casi nunca es lo que esperamos, pero que fuimos escribiendo con cada uno de nuestros pasos.
Pilar