martes, 29 de enero de 2013

¡BASTA!, es momento de reeducar a los hombres


Es una pena que el trajín de la vida diaria también se haya llevado al campo de las relaciones interpersonales. Todo sucede muy aprisa. La chica va a una “reu”, como ahora se llama a las fiestas, y conoce a un chico. Hablan lo necesario para saber sus nombres, si tienen algún amigo en común. ¿A qué disco vas? Este es un dato importante para algunas porque empiezan a ver un futuro divertido si deciden seguir con el afane, y en base a pequeñas preguntas van depurando al posible candidato. Para qué perder el tiempo si la vida es taaaan corta.

Si el muchacho ha pasado a la segunda etapa entonces viene el coqueteo, y el baile es una buena forma de ponerse en vitrina con movimientos sexis que le digan al otro: “Mira lo que te puedo ofrecer” El ritmo de las canciones unidas a las letras crean el ambiente perfecto para ir calentando el momento. “Bailando la toqué y ella se dejó” “Ella se arrebata bata, bata, bata” “Pose, pose, pose” “Hasta abajo, hasta abajo, para arriba, para arriba” “Tú me dejaste caer y ella me levantó y aprovecho y PAN, PAN, PAN”

Luego del baile se busca un lugar tranquilo donde recuperarse de tanto movimiento, y en esta etapa el muchacho cree que la pelota está en su cancha. Se saborea el manjar que llevará a la boca cuando en realidad es la mujer la que está propiciando un momento donde descargar toda la adrenalina que llevan dentro. Viene un beso, luego dos, la mano que se le escapa, el suspiro entrecortado. Los cuerpos se juntan, se sienten, se torturan y luego cada quien para su casa. A soñar con el momento creyendo que han encontrado al amor de sus vidas. Luego de tres citas algunas parejas llegan a más, y cuando los amigos les preguntan: ¿Son enamorados?, ellos responden: “Nos estamos conociendo” Aunque deberían nombrar las partes de sus cuerpos que ya han palpado y conocido hasta el cansancio. Muchos se equivacan y a la pregunta: ¿Cuál es su plato preferido?, responden... ¿Perdón? ¿Dijiste su pose preferida?

¡ESTO TIENE QUE ACABAR! Creo que es hora de reeducar a los hombres. Somos las culpables de que ellos cada vez sean menos románticos, con eso de que no son cursis o que son tan feministas, no aceptan ni siquiera que les abran la puerta del auto, y están echando al agua la oportunidad de disfrutar de pequeñas cosas que nunca olvidarán, como por ejemplo una declaración de amor antes del primer beso. Las primeras salidas tomados de la mano mientras se cuentan sus secretos, y ese cuchicheo al oído que les hace cómplices en medio del alboroto de una calle.

Hay otro detalle que también dejan pasar. El hombre siempre va preparado a gastar en la primera cita, y es un error garrafal decirle: “No, yo pago lo mío”  Ni que fuera tonto, le están ofreciendo la oportunidad de ahorrar. Déjate engreír, si quiere celeste que le cueste ya sea el hot dog, la hamburguesa o la cena gourmet en un restaurante de lujo.

Hay que amarse y darse su lugar, pero es más el miedo que se tiene a que él encuentre a otra que le de lo que le  pida en menos tiempo, a enseñarle al hombre que contigo todo es diferente.

Es momento de parar y de no seguir enviando malas señales. El hombre de por sí tiende a ser protector y le gusta engreír. No le quistes su esencia. Ellos están esperando la oportunidad de demostrar que son caballeros, románticos y que también pueden amar con responsabilidad y compromiso.

No olvides que el amarse a uno mismo es el principio de una historia de amor eterno, donde tú puedes ser la protagonista.

Un abrazo

Pilar

lunes, 21 de enero de 2013

Como aman los hombres


“Todos los hombres son iguales”, solemos decir las mujeres ¿Pero es cierto este cliché que repetimos en medio de nuestro arranque de rabia?
Los hombres también buscan el amor, pero lo viven de manera distinta. Mientras  la mujer se ilusiona imaginando la relación de amor que vivirá con su pareja, lo más importante para él será el deseo sexual que ella le inspire.
Las mujeres deseamos ser amadas más allá de la razón, y el hombre simplemente ama y no se cuestiona. Pero eso sí, le gusta que su pareja se ponga linda para él.
La mujer da gusto, vive para hacerlo feliz, y al sentir que no es reconocida se pone sensible y reclama atención, tiempo; y el amor incondicional que en todo momento está dispuesta a dar.
Ante las quejas el hombre empieza a saturarse. Son muchas cosas que lo desconciertan: Mientras nosotras hablamos, ellos se encierran en sí mismos; y mientras nosotras defendemos un punto de vista jurando por nuestras vidas, ellos  esperan el momento en que cambiemos de opinión. Por eso se ufanan en decir: “Quién entiende a las mujeres”
Si la relación hombre-mujer de por sí tiene sus dificultades, estas se agrandan cuando hay hombres que no saben  expresar sus sentimientos y se vuelven inseguros por nuestra culpa, porque sienten que continuamente los estamos evaluando. Deseamos que nos muestren a cada momento su amor y esta situación tiende a cansarlos.
A todo esto se une otro componente que está obligando a que el hombre adopte otra actitud más lejana y de autosuficiencia.
Hoy en día la mujer se preocupa por estudiar, trabajar y centrarse en sus sueños, dejando en un segundo plano su relación de pareja. Llama de la oficina y dice: ”Mi amor, ¿puedes calentarte la cena?, hoy me quedo hasta tarde”.
¿El hombre se queja?, no es como nosotras que coge el teléfono y se desahoga con la amiga, pero empieza a adaptarse a esa realidad a la que nosotras lo empujamos.
Se habitúa a cenar solo, a salir solo, a ver televisión solo, y también a vivir dentro de un mundo donde ya no hay lugar para nosotras.
El lado romántico no es exclusivamente de la mujer, hay hombres detallistas y dispuestos a ponerse de rodillas para expresar sus sentimientos, eso demuestra que no podemos catalogarlos por igual. Cuando se intenta dar consejos y establecer a  los hombres y  mujeres bajo un mismo patrón, lo único que se logra es aumentar el distanciamiento.
Lo importante es vivir plenamente la relación de amor y dejar que esta fluya. Olvidarse de las preguntas, de los temores y de lo que a veces escuchamos  por ahí…
El hombre también se enamora, también sufre; y si somos pacientes aprenderá a expresar su amor como a nosotras nos gusta.
Pilar


viernes, 11 de enero de 2013

Como amamos las mujeres


Dicen que los hombres son de marte y las mujeres de venus. Cuando leí el libro me vi reflejada en muchos ejemplos de cómo me comportaba ante diversas situaciones. Por ejemplo, cuando Pepe maneja el auto siempre le digo dónde debe estacionarse. Luego recuerdo lo que leí y no insisto con palabras, pero no dejo de hacer señas con las manos. Pepe siempre se molesta y termina estacionándose donde mejor le parece.
Entendí que los hombres y las mujeres tenemos diversas reacciones antes determinadas situaciones. Mientras nosotras, ante un problema, lo hablamos hasta con la amiga que vive en la China, los hombres suelen ser más reservados y tienden a refugiarse en la soledad.       
Nosotras nunca tomamos bien este alejamiento y rápidamente empezamos con las acusaciones y sarcasmos. ¿Estás seguro que no estás pensando en nadie? ¿Por qué estás tan callado?, no es normal. ¿Y cómo está tu nueva compañera de trabajo?, ¿Es cierto que es bonita? Y las más osadas hasta revisan sus cosas buscando la prueba del delito.
Somos latosas, a veces inoportunas, egoístas hasta el cansancio y hay quien se atreva a negarlo. Nos gusta que nos den la razón y que siempre estén pendientes de nosotras. Nos enojamos con facilidad por las razones más tontas. Si dejaron la toalla húmeda sobre la cama saltamos con un grito, si no respondieron a nuestro mensaje ese “sexto sentido” nos dice que tal vez está con otra, aunque el pobre se encuentre  en una reunión súper aburrida tratando de concentrarse a pesar de los cientos de mensajes que no dejamos de enviarle a su celular.
Tenemos muchos defectos, pero a la hora de amar nadie como la mujer para entregarse con intensidad a sus emociones.
Dicen que de acuerdo a nuestro signo somos capaces de demostrar amor: La Arianas son ardientes, las de Tauro persistentes para conseguir a quien quieren, y así nos encasillan de acuerdo a nuestro día y hora de nacimiento.
Lo cierto es que a pesar de todo nadie como la mujer para proteger como leona al hombre que ama. A pesar de nuestra dulce apariencia sacamos las garras en el momento oportuno, aunque creamos en lo profundo que estamos equivocadas. En nombre de ese amor inventamos argumentos para defender  a quien amamos. Muchas veces no importa si no somos correspondidas, igual nos entregamos con la esperanza de que algún día él volteará la mirada y descubrirá que se ha enamorado.
Amamos por necesidad tanto si hay alguien a nuestro lado como si estamos solas. Siempre habrá un cantante o actor o ese tipo con el que nos encontramos “por casualidad” en el trabajo o en el paradero del bus,  a quien le dedicamos las canciones de la radio y nuestros íntimos pensamientos.
Qué afortunado es el hombre que se deja amar y se entrega a una mujer.  Descubrirá que su vida nunca más será aburrida. Encontrará en nosotras motivos para enojarse, tartamudear, pensar en la muerte o creer que está a punto de enloquecer, pero también descubrirá que su vida sin una mujer no vale la pena. Ángeles o demonios somos la sal de la vida y el dulce néctar que endulza los sueños de los hombres.
Pilar