martes, 31 de julio de 2012

Al miedo hay que enfrentarlo


“No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque cada día es un comienzo nuevo porque esta es la hora y el mejor momento”  (Mario Benedetti)
Son palabras que un día encontré, no por casualidad, ya que soy una convencida de que nada sucede porque sí, sino con un propósito. Y ese fue mi caso. Me encontraba triste y algo desanimada después de que el editor de Planeta no quisiera recibirme. Yo me preguntaba, ¿Cómo diablos voy a explicarle lo que quiero si no me da una oportunidad?
Entonces leí las palabras de Mario Benedetti y sequé mis lágrimas, me lavé la cara y respiré profundo. Decidí que no me rendiría y que jamás cedería al cansancio, aunque las grandes editoriales siguieran diciéndome que no, aunque después de tocar cada puerta viera todo negro. Fue así que empecé a buscar en otros países la posibilidad de publicar por mis propios medios. Me equivoqué, pero aprendí, y después de mucho caminar encontré lo que buscaba.
“Cuestión de Piel” se vende por Amazon, en ebook  y hoy por fin puedo decir que la gente de mi país  ha respondido a este sueño que acaricié hace años.
Mañana es el día de la presentación oficial y me faltan palabras para agradecer el cariño de todos los que me desearon éxitos. Tengo que confesar que tuve mucho miedo cuando empezó la feria del libro, pero no tuve otra salida que enfrentar mis temores y salir adelante. Fui bendecida con los abrazos y las sonrisas más sinceras y de personas que no conozco. Ellos  tuvieron la generosidad de escucharme y darme una oportunidad. ¡Gracias a todos!, y gracias por ser cómplices de mi gran sueño.
Un beso
Pilar

sábado, 14 de julio de 2012

A media luz


Me encuentro a media luz escuchando las canciones de Carlos Gardel interpretadas por Raphael. Las notas suaves de un bandoneón me llevan a esa época cuando empecé a enamorarme de los tangos.
Tenía 14 años y recuerdo como ayer la noche cuando acompañé a mi abuelo a ver un especial por televisión. Me atrapó sin remedio esa melodía triste y dulzona que encerraban tragedias de amores no correspondidos o amores que se esfumaron en el tiempo. De pronto mis ojos trataban de no perder de vista a una pareja que se atraía con cada movimiento. Entrelazaban las piernas mientras se retaban con la mirada en un juego sensual que  crecía con la fuerza de la melodía.
A partir de esa noche incorporé a mi corto repertorio canciones como “Nostalgia”. Escuchaba a Gardel y sentía su soledad, me creía la angustia y el abandono en que se encontraba cuando interpretaba “Cuesta abajo” y “Volver”
Creo que no hay letras que más se acomoden a la tristeza que las de un tango. Entran de a poco en el alma para arrullar tu dolor. No es masoquismo, es la compañera ideal que clama por ti, que llora por ti y que confiesa… “…si aquella boca mentía el amor que me ofrecía por aquellos ojos brujos yo habría dado siempre más” Palabras que muchas veces no pronunciamos por no perder el poco orgullo que nos queda, pero que un tango lo hace por ti sin frases adornadas.
Quien no ha emborrachado su corazón para olvidar un loco amor mientras recuerda aquel camino que un día los vio pasar. Y solo abandonado a lo triste de su suerte ansioso espera la muerte evocando los besos que a media luz se dieron los dos.
Cierro los ojos y sin querer empiezo a cantar… “Si supieras que aún dentro de mi alma conservo aquel cariño que tuve para ti…” Tomo un sorbo de vino    extrañando el olor del humo de un cigarrillo. La quietud de la noche se ha vuelto cómplice de mis recuerdos. Mi infancia llena de juegos que alimentaron mis sueños y me transformaron en lo que soy. Puedo volar hacia otros mundos, pero siempre me detendré para  volver a ese pasado que a veces lloro y que nunca volverá.
Un abrazo
Pilar

lunes, 9 de julio de 2012

La verdad en una relación de pareja


Hay verdades que se callan, dicen que para no hacer daño. Y empieza el juego de la ruleta donde el que tiene las fichas (en este caso el mentiroso), juega a dos caras. Pasa por una etapa donde se cree dueño de la situación. Se acomoda en su mentira y piensa que no habrá poder sobre la tierra que lo impulse a confesar lo que esconde con tanto recelo. Sabe que está mal lo que hace, tiene ataques de culpabilidad, pero la generosidad que aún habita en él le impide hacer daño a la mujer que dice amar, y entonces se convence de que es mejor no exponer sus miserias y continuar con sus medias verdades.
Sin darse cuenta se enreda en su telaraña hasta encontrarse en un callejón sin salida. Atrapado y maniatado por sus palabras y sus actos. En este punto tiene dos caminos. O deja de ser generoso y confiesa sus mentiras abiertamente, o hace todo lo posible para que lo descubran sin importar las consecuencias.
Pero aquí se presenta otra situación. Hay mujeres que de pronto se ven frente a una realidad que les rompe el esquema de una vida que creían perfecta: el esposo bueno que siempre llega a la hora adecuada, se acuerda de los aniversarios, es tierno y apasionado. El hombre que tenían sobre un pedestal y que de la noche a la mañana les sale con una confesión que les aprieta el corazón.
Mandan todo al diablo y en medio de su dolor tratan de comenzar de nuevo.
Hay otro grupo que hace rato sabe de las andanzas del marido, y se esmeran en tener un ojo cerrado para no acabar con la rutina en la que viven y que las ayuda a llevar la careta del matrimonio feliz.
Descubren mensajes amorosos, mentiras tras mentiras, pero por nada del mundo piensan ceder lo que consideran suyo, y menos a la mujerzuela que quiere acabar con su matrimonio. Hay una guerra entre la intrusa y la que tiene todos los derechos otorgados por Dios y las leyes. Y el hombre se convierte en el trofeo más por ego que por amor.
En muchos casos sale bien librado. Una raya más al tigre le hace más tigre, y vuelve el círculo vicioso de las mentiras.
Queda un grupo reducido que decide dar una segunda oportunidad llevadas por el amor y los años de felicidad que alguna vez compartieron.
Aquí se necesita amor y madurez; y es necesario que quien esté en falta reconozca esta segunda oportunidad. Pero para que esto funcione es necesario que el pasado quede atrás. Vuelta la hoja y no se hable más del asunto. Retomar la relación, pero con el propósito de volver a conocerse para volver a enamorarse. Donde hubo fuego…
Y siempre llego a lo mismo: la decisión de seguir amando. Ante un problema siempre hay dos caras y tú decides si continúas viviendo en el rencor, o decides ser feliz.  
Un beso
Pilar  
   


martes, 3 de julio de 2012

El amor en los tiempos de las redes sociales


Se dice que el amor es siempre el mismo, que podrá cambiar la época y la historia, pero este sentimiento que un día nos pilla por sorpresa nos seguirá cambiando la vida para bien o para mal.
Un día descubrimos que nos late fuerte el corazón y que nuestras horas se hacen más largas cuando no tenemos junto a nosotros al responsable de tanta euforia acumulada. Entonces nos volvemos poetas y nos salen las frases más lindas y cursis que muchas veces no lo repetimos en voz alta.
Las emociones no cambiarán, pero lamentablemente no ha ocurrido lo mismo con la manera de expresarla.
Esta época de las redes sociales, a mi parecer, ha cortado de un tajo la inspiración, el esfuerzo por demostrar nuestro amor, comunicarnos a través de una mirada y lo básico y fundamental… ESCUCHAR QUE NOS DIGAN “TE AMO”
Ahora todo se resuelve a través de una pantalla. Si usáramos los labios en vez de los dedos tal vez las relaciones durarían más tiempo.
Antes los padres renegaban por las cuentas del teléfono, estábamos prendidos de ese aparato hablando por horas, riendo y diciéndonos cosas como: ¿Quién es mi mochita?, yo... ¿Quién es el hombre de mi vida? Yo... ¿Quién me trae loco, loco, loco? Yo…
Escuchábamos una canción mientras nos enamorábamos con palabras tiernas. Ahora se usa el Facebook para dedicar una canción a la persona que aman. Pelean, se reconcilian y los amigos están pendientes si cambian el estado.
Se suscriben a un plan de celular con mayor cantidad de mensajes por mes para comunicarse, y para ahorrar palabras no dicen te amo. Eso cuesta. Mejor se abrevia a “tqm / tkm. Economizan 2 palabras, eso es bastante. Si quieren ser amables y decirle a la persona que aman que se cuide basta poner “cdt” También pueden ahorrar hablando en inglés, cambian el “I love you” por “Ily”
La gente de ahora es más creativa para no enfrentar sus sentimientos cara a cara. Los muchachos sienten vergüenza de ir a la casa de la chica y tener que lidiar con toda la familia. Ya no hay besos bajo el umbral, ni caricias robadas cuando el padre da la espalda. No hay un mínimo esfuerzo por ambas partes en nutrir la relación ya sea con notitas perfumadas (como se estilaba antes), con pequeñas batallas que se ganaba a los padres o con detalles donde siempre se terminaba con una palabra de amor que nos hacía suspirar.
Antes nos pasábamos horas contando lo que me dijo, lo que le dije, lo que me respondió. Ahora le dicen a la amiga. Te copio lo que hablamos. Simple y contundente.
No siempre creí que todo tiempo pasado fue mejor, pero cuando veo de qué forma se atropella la manera de demostrar nuestros sentimientos, no puedo estar más de acuerdo con ese dicho.
¿Es caro comunicarse con la enamorada?, pues anda a buscarla, y en vez de enviarle un beso a través de una pantalla, tómala entre tus brazos y demuéstrale con hechos que la amas. Ella no pondrá una carita roja. Tú verás lo ruborizada que está y lo mucho que le agrada estar así.
Un beso
Pilar