Es
cierto que somos lindas, irresistibles y el sueño de todos los hombres. Que el
mundo sin nosotras no sería igual. Que los hombres andarían hecho trizas y sin
tema de conversación. Nosotras les alegramos el día y también somos su peor
pesadilla. Que entre ellos y nosotras hay una relación de tira y afloja, pero
la verdad es que sin ellos tampoco viviríamos felices. Los necesitamos para
sentirnos especial, amadas y vivir el sueño que desde niña se nos metió en el
subconsciente gracias a la Cenicienta y Blanca Nieves.
Debemos
encontrar a un príncipe azul. Pero qué pasa cuando lo tenemos y de repente nos
dice: Ya no te aguanto… mejor nos damos un tiempo.
Haces
una evaluación de tu relación y llegas a la conclusión de que pusiste todo de
tu parte para que tu noviazgo funcionara.
“Si
yo estaba al tanto de sus necesidades”, dices, lo llamaba todo el día para
saber cómo estaba. Le enviaba mensajes para recordarle que lo amo. Y como
quería que sea mejor persona “le hacía ver sus errores en el momento preciso”,
para qué esperar a estar solos o aguardar el mejor momento. Después me podía
olvidar y eso habría sido un gran error.
Como
lo amaba tanto quería tener un hijo que se pareciera a él, y como no podía
tenerlo fuera del matrimonio “le hablaba de lo lindo que sería vivir juntos,
casarnos y comprarnos un departamento”. No es que quisiera presionarlo, pero el
tiempo pasa y habría sido lindo no desperdiciar un solo momento a su lado.
Él
es muy desorganizado, y por eso “yo me ocupaba de agendarle sus días” Debía ir
a un gimnasio para bajar de peso y nada hamburguesas y cerveza con los amigos,
eso era perjudicial para su salud. Mi deber como su enamorada era cuidarlo y
evitar que le subiera el colesterol.
Como
ya formaba parte de su vida debía estar enterada de todo lo que hacía, y qué
mejor que “tomar prestado su celular!, revisar su billetera, ordenar su clóset
y sacar todos esos papelitos que tenía en la guantera del carro. Pero él nunca
entendía mis buenas intenciones.
Harta
de discusiones un día le dije que “mi ex nunca me había tratado así”, que a él le gustaba que me ocupara de sus
asuntos y que siempre me agradeció mi devoción por él. Entonces regresa con tu
ex, fue su respuesta.
Ellos
piensan y reaccionan diferente. Todos tienen una madre y no necesitan a otra
que los sermonee y les diga lo que
tienen que hacer. No necesitas expresar
tu amor todo el día mediante mensajes que a veces llegan en mal momento. Déjate
extrañar y recuerda que se debe amar en
libertad, que haya el suficiente espacio para que la brisa refresque la
relación. Las cuerdas de un laúd están solas, aunque tiemblan con la misma
música, y una pareja debe andar de la mano, pero nunca bajo la sombra de la otra.
Pilar
Cueto
“Soñar es solo el
principio”