Hoy
es uno de esos días en donde el ruido y el alboroto es mejor que estar a solas.
Hoy
mi música trae consigo lágrimas silenciosas que no puedo, ni quiero detener.
Hoy
vuelvo a partirme en dos, y dejo a la escritora celebrando sus triunfos y
preparándose para ir detrás de otros sueños. Ella es la que saca cara por mí,
pero esta mujer que apenas respira,
aunque
sonría...
aunque
siga hablando en medio de mímicas...
aunque
camine con gracia y levantando la barbilla,
está silenciosa, observando cómo oscurece dentro de mi habitación,
está silenciosa, observando cómo oscurece dentro de mi habitación,
preguntándome
una y otra vez, ¿dónde estás?
Dónde
estás, príncipe de ojos verdes.
¿Por
qué no apareces otra vez en mi ventana?
¿Por
qué no apareces otra vez en mis sueños?
¿Por
qué no vuelves a ser el duende que dormía sobre mi almohada?
¿Por
qué tu fantasía no borra mi melancolía?
Hombre
de los ojos verdes, quiero que me abraces.
Déjame
dormir a tu lado...
Deja
que te cuente...
tú
eres el guardador de mis secretos, ¿lo recuerdas?
Tú sabes
quién soy...
y sabes
cómo te esperé en medio de tantos veranos y de tantos inviernos.
Sola...
hasta que el fuego que ardía en mi chimenea se apagó de tanto esperarte,
de tanto
silencio.
Pero
hoy te busco, ¿dónde estás?
Le pregunto
a la brisa que entra por mi ventana, y no sabe de ti.
Le
pregunto a esta tarde que empieza a morir, y tampoco sabe dónde encontrarte.
¡Regresa!
Tu
princesa necesita de ti...
no
me dejes encerrada en este cuento de dragones y falsos personajes que hacen
daño.
No
vuelvas a abandonarme, ahora no.
Quiero
que me hagas sentir que soy especial,
y que
en medio de este mundo y sus prisas,
tienes
un tiempo para mí.
Pilar
“Soñar es solo el
principio”
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