ella sabe de mis lágrimas,
las que silenciosas corrían por mis mejillas mientras miraba
por aquella ventana, en donde veía la vida pasar.
La noche recibió mi tristeza y abrazó esos
sueños que creía lejanos, y que empiezo a disfrutar.
Sueños que hoy me impulsan por caminos
desconocidos,
en donde voy aprendiendo,
y conociendo un poco más de mí misma.
La noche
recibe mi cansancio y sigue acunando mi melancolía,
la que inevitablemente sigue viviendo dentro
de mi alma.
Tal vez la necesito...
Tal vez me hace falta...
Tal vez desde siempre ha estado en mi vida, y
ya no puedo vivir sin ella.
Y es medio de la noche cuando me lleno de mis
sueños y me repito que todo va a estar bien.
Doy vueltas en mi cama y me abrazo con
fuerza.
Ya no está el hombre de los ojos verdes para
abrazarme a la distancia.
Ya no está la ilusión que él me daba, y que se fue apagando en medio de tantos inviernos y veranos esperándolo.
Solo está la noche y su silencio,
la noche y sus sombras;
la noche y los recuerdos que asaltan y
duelen,
y que a veces me arrancan una sonrisa.
¿Quién dijo que estoy sola?
La noche es siempre mi mejor compañía,
y el calor que ahora me abraza en este
invierno.
Pilar
“Soñar es solo el principio”
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