¿Cómo te arrancas los
sueños?
¿Cómo
olvidas las palabras que nunca saldrán de tus labios?
¿Cómo
olvidas ese beso que nunca recibirás?
Hay
amores destinados a ser siempre una fantasía, que nacen de una mirada y te envuelven
en medio de suspiros que alimentan tus
emociones. Y sin querer construyes un castillo de arena creyendo que durará
para siempre, que esa ilusión abrirá sus alas y te dará mucha alegría.
Te
inventas una historia que no es verdad, pero te ciegas y esperas y no te cansas
de esperar. Hasta que un día te enfrentas a la verdad, la que siempre estuvo ante tus ojos y no querías ver.
Ese
amor no es para ti…
Ese
amor tal vez tiene otro amor…
Ese
amor tiene otra vida, otro mundo; una historia que nunca se unirá a tu
historia.
Te
rebelas e insistes, pero pasa el tiempo y sigues sola.
Ese
amor tiene un nombre…
Melancolía.
Desesperanza.
Olvido.
Ese
amor es un gemido cuando la noche apenas comienza, cuando el silencio te
recuerda su nombre, cuando la soledad se acomoda en tu cama y te abraza, y te besa.
Lloras
despacio y prometes no pensar en él, pero no cumples tu palabra y te vuelves
esclava de un amor que nunca podrá ser, que nunca mirará el amanecer contigo.
¿Cómo
se olvida un amor?
¿Cómo
le dices a tus ojos que nunca verán sus ojos verdes?
Pilar
“Soñar
es solo el principio”
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