martes, 22 de noviembre de 2016

En algún lugar...

En algún  lugar siempre hay un corazón enamorado que ríe y siente que en la vida no le puede ir mejor. Ama y tiene la dicha de ser correspondido. Alguien a quien le toman la mano y con detalles le hacen sentir que es importante. Un corazón que late con la confianza de que no hay mentiras a su alrededor, que puede pensar en el futuro  basándose en el amor que fluye en ambas direcciones.
En algún lugar siempre hay una historia de dolor, un corazón que llora y sufre la amargura del olvido. Se cuestiona y se tortura preguntándose por qué. Busca los recuerdos en cada detalle, en cada canción; en cada palabra que endulzó su ilusión  y que hoy es melancolía que nutre sus lágrimas. Un corazón que siente en carne viva el sufrimiento de no sentirse amado, valorado y apreciado en su esencia, y que lucha por no ahogarse en la hiel que brota de su herida.
En algún lugar siempre hay un alma en soledad, esperando por ese amor que le haga vivir lo que tanto anhela: sentirse especial y verse en los ojos de alguien que la mire con el brillo de mil estrellas. Un corazón que se pregunta por qué no hay un amor para mí, por qué no hay unos labios que extrañen sus labios. Un cuerpo que ansíe su cuerpo, unos brazos que esperen sus brazos. Pero un alma que aún confía y aún cree en el amor.
En algún lugar siempre hay alguien que decide ocultarse del mundo, y se baña en la amargura que le han dejado las mentiras. 
Ya no cree…
Ya no espera…
Ya no vive la aventura de despertar cada día…
Un alma que poco a poco se convierte en zombie  y que recuerda como algo lejano las ilusiones que alguna vez le hicieron sonreír.
Pero siempre hay un corazón que nace al amor y late desenfrenado mientras se cobija en unos brazos,  y otro que se marchita bajo el compás de un reloj y de tantos inviernos y veranos en los que se cansó de esperar.
Pilar

“Soñar es solo el principio”

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