jueves, 28 de abril de 2016

Amores imposibles


Hay días buenos y malos. Esperanzas que nacen y mueren. Ilusiones que brillan en la oscuridad o se apagan a la luz de la luna. Sentimientos que permanecen en el tiempo o los cubre la hiedra de la indiferencia.

Hay amores fuertes que resisten la distancia y se nutren con mensajes, fotos y palabras que acarician a lo lejos. Pero también hay amores que nunca tuvieron una oportunidad de vivir una historia y dejar su huella bajo las estrellas.

Amores destinados al olvido, vapuleados por  circunstancias y vientos en contra. Amores que pudieron brillar y no les quedó más remedio que resignarse, esconderse y aceptar que nunca tendrán un espacio para florecer y desplegar sus alas.

Amores que ofrecieron sus manos para acariciar; que ofrecieron sus labios para dejar los besos más dulces y apasionados. Dispuestos a entregar su corazón, y se quedaron con las ganas de tejer caricias entre las sombras de una habitación.

Dicen que la palabra “nunca” no se debe decir jamás, y que uno siempre debe tener esperanzas. Tal vez en todas las circunstancias de la vida, menos en el amor.

Pero somos tercos y nos gusta nadar en contra la corriente. Te cansas, respiras y vuelves a insistir. No te das por vencido y quieres conquistar el corazón de esa persona que ha tocado tu alma.

“Algún día se fijará en mí”, te repites, “Algún día sabrá que existo”, “Algún día me amará” pero ese día nunca llega. Miras al cielo y le pides un deseo a cada estrella que ves desde tu ventana, pero nadie responde a tu pedido de amor.

La tristeza te gana, el desaliento encoge tu corazón; y no tienes más remedio que abrazarte en el silencio repitiendo un nombre que te duele, y que será en el mejor secreto que guardas bajo tu almohada.

Hay amores imposibles, amores que nunca podrán ser, amores que se convierten en la más triste de las melodías, y en el más dulce sueño que quisiste alcanzar.

Pilar

“Soñar es solo el principio”

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