quizá porque me he convencido de que en este
mundo no hay un amor para mí,
alguien que coincida conmigo en sentimientos
y sueños,
y que me deje con una sonrisa tierna cuando se vaya.
Cuando pienso en el amor es inevitable que no
recuerde al hombre de los ojos verdes,
él fue ese amor perfecto que tocó mi alma,
que supo ilusionarme con una mirada,
que me mantuvo viva por mucho tiempo,
soñando con sus besos...
deseando estar a su lado...
queriendo acariciar sus mejillas y escuchar
su voz.
El hombre de los ojos verdes fue el principio
y el fin de un amor bonito que nunca salió de la oscuridad,
y que yo alimenté con fantasías y mentiras
que adornaba cada día.
Él siempre fue el espejismo que me daba
alegría,
fue la locura que hoy extraño,
fue un bello sueño al que tuve que decirle
adiós,
porque nunca encontré eco a mi llamado.
Pero cuando pienso en el amor, pienso en el
hombre de los ojos verdes,
y sonrío con tristeza por esos veranos e
inviernos que pasé esperándolo en mi ventana, y él nunca llegó.
Nunca escuché su voz.
Nunca corrí a su encuentro para abrazarlo
como siempre había soñado.
Y hoy sigo a la deriva, escribiendo mentiras,
y repitiéndome que quiero encontrar un amor,
cuando sé que en esta vida no hay un amor
para mí,
que haga latir con fuerza mi corazón
y me acompañe cada noche mientras sueñe entre sus brazos.
que haga latir con fuerza mi corazón
y me acompañe cada noche mientras sueñe entre sus brazos.
Pilar
“Soñar es solo el
principio”
No hay comentarios:
Publicar un comentario