jueves, 9 de noviembre de 2017

No es una noche cualquiera...

Parece una noche cualquiera,
el silencio es el mismo...
mi sombra se refleja como tantas veces al otro extremo de la pared.
Abro mi ventana pero el paisaje no es alentador,
edificios circundan mi alrededor,
pero si miro un poco más arriba, veo un cielo que siempre me invita a soñar,
y que me recuerda que hay un mundo más allá del que mis ojos pueden ver.
Ese mundo que empiezo a caminar de la mano de mis fantasías,
las que siempre me acompañan,
las que siempre me consuelan,
las que me abrazan cuando pierdo las fuerzas y creo que pesa más la maldad de algunos,
que los sueños que guardo en el corazón.
Los que me rescataron del dolor para revestirme de energía y ganas de seguir adelante.
Siempre he dicho que dentro de mí viven dos mujeres:
la escritora que pone la cuota de atrevimiento, impetuosidad y  alegría en mi vida,
y la mujer que disfruta deteniendo el tiempo para escuchar su música,
en donde las notas de un piano siempre... siempre... seducen mi alma.
Parece una noche cualquiera,
no hay estrellas a quién pedirle un deseo,
tampoco una copa de vino que acompañe mi melancolía,
la que ahora danza en medio de esta paz que aburre a la escritora, y calma a la mujer que se  esconde entre las palabras,
y se refugia en la soledad donde está segura.
La escritora quiere abrazar el mundo, perderse en el bullicio y disfrutar de experiencias que aviven más sus fantasías.
Y la mujer solo quiere encontrar un amor que se enamore de sus ojos,
y la conquiste con la verdad,
y la galantería de un caballero que la adore con cada palabra,
y con cada gesto que le recuerde que es especial.
Parece una noche cualquiera,
pero no es verdad...
Mi corazón ha regresado después de tantos veranos e inviernos lejos de mí.
Cuarteado...
Decepcionado...
Entristecido...
Pero lo tengo de vuelta y lo quiero curar,
quizá no es tarde para escribir una historia de verdad,
o quizá ya no es tiempo de volver a amar.
No lo sé...
No hay una ilusión que coquetee mis noches,
y me envuelva en un halo de luz que me arranque una sonrisa.
No hay locura...
No hay un nombre...
¡Ya no hay nada!
Parece una noche cualquiera,
No hay estrellas...
No hay luna...
Solo una mujer y su sombra reflejándose en la pared,
soñando con un amor que tome su mano y la lleve de cara al sol.
orgulloso de acompañarla en la vida.
Pilar

 “Soñar es solo el principio”

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