
Con
una mirada ya intuimos situaciones, y adelantamos hechos como si pudiéramos ver
el futuro, cuando solo volcamos lo que aprendimos con cada piedra con la que tropezamos, o con
cada amor que nos hizo vivir ilusiones nuevas pero que tuvieron un mismo final.
Los
años han dejado en mi vida heridas que
ya cicatrizaron a punta de luchar contra el rencor, y un pasado al que a veces
nos aferramos porque es lo único que conocemos, o porque tenemos miedo de aventurarnos
hacia lo desconocido y encontrarnos con situaciones que pensamos no podremos
afrontar.
Los
años me ha dejado buenos y malos recuerdos que a veces evoco con una sonrisa y
otras con lágrimas que no puedo contener. Me
han enseñado a sacar a la guerrera que no sabía que se escondía dentro
de mí, aquella que en mis momentos de fragilidad lucha para que no vuelva a
caer en la tristeza que suele rondar mis días esperando el momento de atacar.
He
tenido decepciones que me han encogido el corazón, y que me han hecho sentir pequeña
frente a la indolencia de aquellos a quienes no les importó el daño que me hacían,
y que solo el tiempo ha podido sanar limando los callos para seguir adelante.
Pero
hoy, después de muchos inviernos y
veranos a cuestas, de historias
cerradas, inconclusas y nuevas, siento que empiezo a vivir en paz, con ilusión,
sin mentiras y con muchas ganas de explorar esa parte del mundo que aún no
conozco.
Algunos piensan que tener cincuenta es
sinónimo de vejez, y es que tendrían que estar en mi piel y sentir la emoción
que me anima cada día, donde la edad es solo un detalle sin importancia. Lo que
cuenta es la pasión que siento al escribir, y la alegría de saber que cada
cicatriz que tengo en el alma y en la piel, son batallas ganadas que ahora
marcan lo que soy, y hacia dónde voy.
Pilar
“Soñar es solo el principio”
No hay comentarios:
Publicar un comentario