lunes, 9 de mayo de 2016

A centímetros de tí...


Hay romances que parecen fluir y amenazan  ser la más bella historia de amor. Uno se alborota, se entusiasma; se ilusiona y concentra todos sus pensamientos en un nombre que murmuramos sin pensar. En unos labios que ensalivan nuestras bocas mientras soñamos con ese beso perfecto que nos haga suspirar; y sin querer vamos acomodando canciones a nuestras vivencias, componiendo poesía con cada encuentro, con cada palabra o con esa mirada que aún a la distancia toca nuestra piel y nuestro corazón.


Y se hace el milagro de los días cortos donde no existen las horas y no alcanza la noche para soñar sobre la almohada, cincelando esos momentos que ansiamos vivir y que se vuelve una necesidad para nuestra felicidad.


Pero algo se quiebra en el camino y te quedas en el aire sin saber qué  pasó, por qué ya no encuentras su mirada, por qué ya no escuchas su voz, por qué ya no sientes su presencia. Por qué si aún sigues ensalivándote con sus labios ya no encuentras su boca, ya no puedes tocar su piel; y te envuelve la melancolía de esas tardes de invierno cuando detrás de tu ventana ves la lluvia caer.


La magia se rompe y los días se hacen largos; y las noches más oscuras mientras te conviertes en poeta de los versos más tristes escritos con tus lágrimas, y solo te queda pensar que estuviste a un centímetro de tocar el cielo, de agarrar las estrellas y de escribir en el universo un amor que lleve su nombre y el tuyo.


No encuentras calma, no es fácil continuar sino tienes una respuesta, pero sabes que no morirás y que solo tienes dos caminos: o aprendes a vivir con el dolor de no haber realizado tu sueño de amor, o te encierras en la amargura de saber que estuviste a unos centímetros de él, y a punto de tocar para siempre su corazón.

Pilar

Soñar es solo el principio”

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