Quién dice que estoy sola,
si la tarde me acompaña,
si en ella dejo mis pensamientos a veces tristes...
a veces melancólicos...
y me dejo llevar por la magia que despierta en mi alma
cada atardecer,
convirtiéndome en poeta con cada verso que escribo en mi
cuaderno,
y que me libera de a poco de los fantasmas que roban mis sonrisas.
Quién dice que no hay nadie a mi lado,
si está mi sombra imitando mis movimientos,
si ella escucha los murmullos que salen de mis labios,
a veces dulces...
a veces desesperados...
Ella es mi compañera en medio de la soledad que nos acoge
dentro de mi habitación.
Es mi confidente, la que nunca hablará; la que guardará
hasta el final mi verdadera historia.
Quién dice que estoy sola,
si la noche me abraza entre su sombra,
si ella es mi cobijo en el invierno,
y en ella me pierdo en medio de mis fantasías,
a veces disparatadas...
a veces siguiendo la ruta de mis deseos.
La noche sabe de mis lamentos y de mis sueños más
preciados,
aquellos que guardo celosamente bajo mi almohada,
y aquellos que llevo dentro del corazón.
Yo no estoy sola, el hombre de los ojos verdes me
acompaña,
y aunque es un vago recuerdo aún sigue junto a mí,
trayendo la ilusión que alegró mi vida.
A veces él se convierte en lágrima,
A veces él se convierte en lágrima,
y a veces en un hondo suspiro,
y en noches como esta el hombre de los ojos verdes,
es el sueño que no puedo alcanzar.
y en noches como esta el hombre de los ojos verdes,
es el sueño que no puedo alcanzar.
Pilar
“Soñar es solo el principio”
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