
Tenía 14
años y recuerdo como ayer la noche cuando acompañé a mi abuelo a ver un
especial por televisión. Me atrapó sin remedio esa melodía triste y dulzona que
encerraban tragedias de amores no correspondidos o amores que se esfumaron en
el tiempo. De pronto mis ojos trataban de no perder de vista a una pareja que
se atraía con cada movimiento. Entrelazaban las piernas mientras se retaban con
la mirada en un juego sensual que crecía
con la fuerza de la melodía.
A partir de
esa noche incorporé a mi corto repertorio canciones como “Nostalgia”. Escuchaba
a Gardel y sentía su soledad, me creía la angustia y el abandono en que se
encontraba cuando interpretaba “Cuesta abajo” y “Volver”
Creo que no
hay letras que más se acomoden a la tristeza que las de un tango. Entran de a
poco en el alma para arrullar tu dolor. No es masoquismo, es la compañera ideal
que clama por ti, que llora por ti y que confiesa… “…si aquella boca mentía el
amor que me ofrecía por aquellos ojos brujos yo habría dado siempre más”
Palabras que muchas veces no pronunciamos por no perder el poco orgullo que nos
queda, pero que un tango lo hace por ti sin frases adornadas.
Quien no ha
emborrachado su corazón para olvidar un loco amor mientras recuerda aquel camino
que un día los vio pasar. Y solo abandonado a lo triste de su suerte ansioso
espera la muerte evocando los besos que a media luz se dieron los dos.
Cierro los
ojos y sin querer empiezo a cantar… “Si supieras que aún dentro de mi alma
conservo aquel cariño que tuve para ti…” Tomo un sorbo de vino extrañando el olor del humo de un cigarrillo.
La quietud de la noche se ha vuelto cómplice de mis recuerdos. Mi infancia
llena de juegos que alimentaron mis sueños y me transformaron en lo que soy.
Puedo volar hacia otros mundos, pero siempre me detendré para volver a ese pasado que a veces lloro y que
nunca volverá.
Un abrazo
Pilar
No hay comentarios:
Publicar un comentario