sábado, 14 de julio de 2012

A media luz


Me encuentro a media luz escuchando las canciones de Carlos Gardel interpretadas por Raphael. Las notas suaves de un bandoneón me llevan a esa época cuando empecé a enamorarme de los tangos.
Tenía 14 años y recuerdo como ayer la noche cuando acompañé a mi abuelo a ver un especial por televisión. Me atrapó sin remedio esa melodía triste y dulzona que encerraban tragedias de amores no correspondidos o amores que se esfumaron en el tiempo. De pronto mis ojos trataban de no perder de vista a una pareja que se atraía con cada movimiento. Entrelazaban las piernas mientras se retaban con la mirada en un juego sensual que  crecía con la fuerza de la melodía.
A partir de esa noche incorporé a mi corto repertorio canciones como “Nostalgia”. Escuchaba a Gardel y sentía su soledad, me creía la angustia y el abandono en que se encontraba cuando interpretaba “Cuesta abajo” y “Volver”
Creo que no hay letras que más se acomoden a la tristeza que las de un tango. Entran de a poco en el alma para arrullar tu dolor. No es masoquismo, es la compañera ideal que clama por ti, que llora por ti y que confiesa… “…si aquella boca mentía el amor que me ofrecía por aquellos ojos brujos yo habría dado siempre más” Palabras que muchas veces no pronunciamos por no perder el poco orgullo que nos queda, pero que un tango lo hace por ti sin frases adornadas.
Quien no ha emborrachado su corazón para olvidar un loco amor mientras recuerda aquel camino que un día los vio pasar. Y solo abandonado a lo triste de su suerte ansioso espera la muerte evocando los besos que a media luz se dieron los dos.
Cierro los ojos y sin querer empiezo a cantar… “Si supieras que aún dentro de mi alma conservo aquel cariño que tuve para ti…” Tomo un sorbo de vino    extrañando el olor del humo de un cigarrillo. La quietud de la noche se ha vuelto cómplice de mis recuerdos. Mi infancia llena de juegos que alimentaron mis sueños y me transformaron en lo que soy. Puedo volar hacia otros mundos, pero siempre me detendré para  volver a ese pasado que a veces lloro y que nunca volverá.
Un abrazo
Pilar

No hay comentarios:

Publicar un comentario