martes, 22 de mayo de 2012

¿Se acaba la pasión?


“A tropezones salieron del baño para entrar a la habitación. Mauricio la dejó sobre la cama para terminar de quitarse la ropa. La observaba enardecido, Huracán parecía una diosa en medio de las sábanas blancas; jadeante, palpitando de deseo,  esperando el momento de ser  amada. Y la iba a  amar sin reparo…   intensa y  ferozmente, ahogando dentro de ella la pasión que inflamaba sus venas y que lo tenía así, casi sin control”
Qué difícil es describir un momento de pasión, ese instante donde el fuego calienta tu sangre y solo le haces caso a tus instintos que quieren calmar el deseo que gobierna tu cuerpo.
Dicen los expertos que la pasión se acaba con los años; que esa desesperación por quitarse la ropa de camino a la habitación se convierte en un bonito recuerdo de lo que alguna vez fue la relación. Nos hablan de que debemos aprender a conducir la pasión hacia el amor que es más sosegado y duradero. Un sentimiento de seguridad, comodidad y paz.
Hasta el momento nadie puede explicar por qué de pronto nos sentimos atraídos hacia alguien. Unos dicen: Fueron sus ojos, otros que su sonrisa y los más sinceros hablan del cuerpo;  esa parte baja que roba muchas miradas. 
Lo cierto es que hay un instante en que se produce un corto circuito y nuestro mundo da un giro de 180 grados para dejar entrar a esa persona que nos robará la tranquilidad.
Nos volvemos más eufóricos, optimistas y pensamos que la felicidad por fin ha llegado a nuestras vidas. Solo vivimos para el momento en que podamos saciar nuestra curiosidad explorando o dejando que nos invadan con caricias que aceleran nuestra respiración.
Pero esta situación no dura para siempre. ¿La pasión se acaba?, yo diría que se duerme. Se acomoda en medio de la cama en espera de que alguno de los dos de el primer paso para ponerla nuevamente en acción.
Cuando se empieza una relación estamos en desventaja, todo es nuevo para nosotros. No sabemos hacia dónde dirigir nuestra pasión. Palpamos, besamos; olfateamos en nuestro recorrido buscando satisfacernos y satisfacer a quien amamos. 
La pasión es desordenada, alocada y muchas veces no llega a calmar el deseo.
Con los años podemos dirigir la pasión. Si hacemos bien la tarea vamos descubriendo esas zonas donde no hay más remedio que rendirse. Como diría Arjona: “…el punto exacto donde explotas al amar” Solo hay que sacudirse la flojera y alistar nuestra artillería para revivir momentos inolvidables. 
La pasión no solo es potestad de los jóvenes, sino de todo aquel que quiera vivir intensamente. El secreto está dentro de nosotros y de la actitud que tenemos frente a la vida y a la persona que amamos.
Un abrazo
Pilar



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