Mi alma es rebelde. Cuestiona, pregunta; exige
cuentas de lo que doy y lo que recibo, quiere respuestas y no se contenta con
poco. Piensa que puedo tocar las estrellas y que no merezco menos que eso.
Mi
corazón entiende, es generoso, olvida, da oportunidades y no se cansa de
esperar. Se complace solo por el hecho de sentir. Entrega y no le importa
recibir. Sueña y no se cansa de soñar, y a todo le encuentra un por qué, una
justificación y un motivo para perdonar.
Mi
alma sopla fuerte y avienta al aire el castillo de naipes que armo con
ilusiones, las que flotan dentro de una burbuja de jabón y que al reventar no
queda nada.
Mi
corazón no desperdicia oportunidad para ser feliz, y disfruta recordando,
viendo fotografías y preparándose para un momento que piensa llegará.
Mi
alma solo cree en lo que ve y no se cansa de repetirme que no tengo nada en las
manos, y que mis sueños son espejismos que adornan una noche solitaria. Está curtida de esperar, está harta
de mentiras.
Mi
corazón se enoja y le pide que tenga fe.
Mi
alma le responde: ¡Ilusa!, cuando abrirás los ojos.
Y mi
corazón se calla.
El
silencio siempre lleva una respuesta…
A
veces acerca a la persona que amamos…
A veces
te aleja… pero siempre tiene una consecuencia.
Yo
también callo porque me encuentro en medio de un fuego cruzado donde no puedo
evitar abrir los ojos, pero tampoco puedo dejar de sentir.
Por
eso…
Cuando
mi alma se rebela y me pide cuentas yo bajo la mirada. No puedo enfrentarla
porque sé que tiene razón, pero tampoco puedo olvidar que sin las ilusiones que
guardo en el corazón mi vida no tendría color.
Así que es mejor esperar a que pase la
tormenta limpiando mis lágrimas, y comiendo mis palabras.
Pilar
“Soñar es solo el principio”
No hay comentarios:
Publicar un comentario