Un día cualquiera volteas la
mirada y sientes que se detiene el tiempo, el mundo deja de existir y solo eres
consciente de la persona que está al frente tuyo y que acelera tu respiración.
No hay lógica para esa conexión que transforma tu universo y que te hace mirar
la vida de diferente manera.
Te vuelves sensible a las
palabras y buscas encajar tu historia en alguna canción. Sueñas con momentos
perfectos que tu imaginación va creando y moldeando a tu antojo. Sonríes más a
menudo y pasas por alto muchas cosas que antes te hacían enojar. Suspiras por
un beso que recreas cientos de veces esperando que se haga realidad. Sin darte
cuenta que empiezas a vivir momentos mágicos, únicos y maravillosos simplemente
por el hecho de sentirlos dentro del corazón.
La fuerza de lo que sientes
pone fuego en tus pensamientos al motivarte a hacer locuras y a decir las
frases más disparatadas que luego recuerdas sonriendo. Pone fuego en tu alma al
sentir que eres capaz de dar todo lo que tienes por la felicidad de la persona
que amas. Pone fuego en tu piel al despertar a una pasión que nubla tu
conciencia y te hace vivir intensamente.
¿La
magia no existe?, claro que sí. Está en tu sonrisa, en tu mirada, en el beso
que expresan tus sentimientos; y en las ilusiones que pinta tu mundo de otro
color.
“Soñar
es solo el principio”
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