viernes, 4 de julio de 2014

Recordando el pasado


Después de hacer un rápido análisis sobre mi vida he llegado a la conclusión que a lo largo del tiempo me fui convirtiendo en solitaria, pero no siempre fue así.
Cuando era niña andaba rodeada de amigos y hacíamos muchas travesuras para pasar el tiempo. Y de adolescente fui una más de las tantas jovencitas que se movilizaban en patines para estar a la moda. Todos los sábados recorríamos las calles de Iquitos para ir al club y deslizarnos por el salón donde se realizaban las fiestas, y por la noche continuábamos la diversión  en la Plaza de Armas, donde apenas se podía patinar por la cantidad de gente.
Me gustaba ir al cine a ver las películas de Palito Ortega, y a la salida era casi una obligación pasar por la heladería “La Favorita”, a tomar una copa de helado de aguaje. Los domingos nunca fueron tranquilos. A veces en la piscina y otras tantas en el club de Caza y Pesca con Lita o Melita. Ahí aprendí a esquiar entre fuertes caídas que me daba contra el agua.
Luego me regalaron una moto y salíamos a pasear en grupo, haciendo competencias o piruetas que felizmente no tuvieron consecuencias.
Cuando vine a Lima fui a vivir a un pensionado de señoritas con 63 chicas de diferentes provincias, y mi grupo de amigas se agrandó considerablemente. Salíamos de compras, a pasar el rato recorriendo las calles de Miraflores antes de terminar en el cine Pacífico. Las noches de los sábados a diferencia de muchas que iban a las discotecas, nosotras teníamos que ensayar las canciones de la Misa, pero no la pasábamos mal, nos divertíamos con lo que teníamos a la mano, ya sea imitando a las monjas o burlándonos de los muchachos que visitaban a sus enamoradas. 
Ya en la universidad le agarré el gusto a sentarme con las amigas a tomar café mientras fumábamos sin parar, y el chisme era el centro de nuestra charla.
Ahora he dejado el vicio que un día me parecía necesario para escribir. Necesitaba crear un ambiente  casi teatral para inspirarme. Mi taza de café, el cenicero lleno de puchos, y el humo que se había impregnado en las paredes.
En días como hoy extraño ese olor a tabaco y las siete tazas de café que tomaba por la mañana. Un día tomé consciencia de que me hacía mal y el 19 de noviembre del 2007 tomé la decisión de no volver a fumar. Nunca recaí, el proceso fue duro, pero a las finales vencí la ansiedad por el cigarrillo. En cuanto al café he bajado mi dosis y hoy tomo dos tazas al día, pero creo que jamás me negaré al placer de disfrutar de ese líquido amargo que me endulza la vida.
Ya no frecuento a mis amigas como quisiera, ahora voy sola a la cafetería llevando una laptop o una novela que leo de rato en rato cuando no hay nada que observar. Tampoco voy de compras, no me interesa estar a la moda y menos pasar el rato recorriendo tiendas en medio de tanta gente. Pero lo curioso es que disfruto recorriendo los pasillos de las tiendas donde venden artículos de ferretería, lámparas, puertas, etc.
Paso muchas horas al día envuelta en el silencio, a veces huyo de mis pensamientos y a veces los enfrento. A veces salgo bien parada y a veces bajo la cabeza, pero siempre termino aceptando que me falta mucho por hacer. He descubierto mis errores, pero no siempre puedo luchar contra ellos. A veces soy débil y a veces soy fuerte, y a veces soy solo una hoja que se deja llevar por el viento.
Pilar
“Soñar es solo el principio”

2 comentarios:

  1. Hey Pilar fue bueno leer este artículo, ya que de alguna manera los que hemos vivido en ese paraíso llamado Iquitos y hemos compartido las mismas vivencias entre el Club Tennis, la Plaza de Armas, el Club de Caza y Pesca, la Favorita, Santo Tomás que falto mencionar y seguro que muchos otros lugares más, pero creo que estos son los más emblemáticos de esa época en la cual se recorrían las calles de esa cuidad en su moto, ya sea en grupo o con algún amigo o amiga y fueron y serán tiempos recordados e inolvidables, gracias porque pude trasladarme a esos bellos momentos que uno lleva en el corazón.
    Edgardo

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  2. Bellos recuerdos, Edgardo que nunca olvidaré. Es cierto faltó mencionar Santo Tomás adónde íbamos de paseo con el colegio.
    Un abrazo
    Pilar

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