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Siempre que estoy
en una feria la gente suele contarme muchas cosas, mi stand se convierte en una
suerte de confesionario donde hombres y mujeres comparten conmigo sus
problemas.
Una tarde hablé con
Mariana y entre palabras entrecortadas me dijo: “Antes leía novelas de amor,
pero ahora estoy pasando por un mal momento. Ya no creo en el amor, y pienso
quedarme soltera por el resto de mi vida” ¿Por qué?, le pregunté. “Porque con
los ojos cerrados le entregué mi vida a un hombre que me defraudó"
Después de escucharla solo puedo decir que el amor
es un sentimiento que hay que tomar en serio, no podemos darnos el lujo de equivocarnos
porque de ello depende que nos elevemos al cielo, o caigamos en las brasas del
infierno.
No se trata de amar
por amar y de suplir nuestras carencias entregándonos a una relación que no nos
hace feliz. ¿Para qué mentirnos?, el Pepe Grillo que siempre nos acompaña suele
levantar la voz advirtiéndonos, pero de un manotazo lo callamos y no queremos
escuchar nuestras razones, y menos de la gente que nos quiere y que ve más allá de nuestras narices. Simplemente se
quiere vivir el momento apasionado para luego recordarlo entre suspiros,
creyendo que eso es el amor, cuando este sentimiento abarca un mundo que pocos
tienen la suerte de experimentar.
El amor es conocerse
fuera del ámbito de los besos, donde sabemos que no existen palabras. Y son las
palabras y las miradas y el compartir lo que te hace conocer a tu pareja. Ambos deben mirar hacia la misma dirección,
ser el complemento, la felicidad que pinta nuestra mirada de ilusión. El poema
que nuestros labios murmuran en silencio, el sueño que soñamos y la verdad de
nuestras vidas. Pero cuando la pareja
prefiere vivir la relación desde un confortable sofá, aceptando las cosas que
les suceden y lamentándose de sus desgracias, no deberían mencionar el
amor. Cuando alguien está realmente
enamorado, lucha y no se cansa porque ese sentimiento salga a la luz y no sea
un ave de paso.
¿Se puede amar con
los ojos cerrados?, claro que sí… pero si lo haces no dudes que te caerás al
precipicio, luego no culpes al amor, sé valiente y culpa a tu estupidez por no
entender que tu corazón no puedes entregar a cualquier idiota que se cruza en
tu camino.
Pilar Cueto
“Siempre se puede
soñar”
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