Están
los que creen que mostrarse irresistibles es llevar la delantera, y siempre que
se encuentran con la chica llevan imagen
de ganador. Usan todo lo que Dios y la billetera les dio para tratar de cautivar.
Lanzan miradas aprendidas a lo Jamens Bond, caminan a lo John Travolta en “Fiebre
del sábado por la noche”, y visten tratando de impresionar: un look a lo “One
direction” no les viene mal a muchos jóvenes que piensan que copiando el vestir o
el corte de cabello de esta banda inglesa, tendrán los mismos resultados que
ellos. Los más formales usan un buen traje que los haga lucir ejecutivos o como un “Playboy” que deja su
suave y tentadora fragancia no solo en tus manos, sino a cada paso que da.
No
faltan los que tienen el ego muy inflado, y creen que al hacerse los
interesantes respaldados quizá por su buen cuerpo, un rostro de comercial y por
qué no una buena cuenta bancaria, es la mejor forma de darse su lugar y decirle
a la chica: “Mírame… esto puede ser tuyo si accedes a mis deseos”
Pero
cuando una mujer no quiere ser seducida, no le importará ni el dinero, ni su
ropa de marca, ni su look y mucho menos su carita de ángel.
Creo
que la mejor forma de seducir a una mujer es dejándote atrapar, si tienes la
suerte de que tus deseos coincidan con los de ella, porque cuando una mujer pone el ojo en alguien difícilmente lo deja
escapar.
A
veces no elegimos bien, a veces damos en el blanco, pero es seguro que siempre
seremos nosotras las que tengamos la última palabra.
Pilar
Cueto
“Siempre se
puede soñar”
No hay comentarios:
Publicar un comentario