Son algunas de las
frases que escuché de algunos muchachos entre 21 y 25 años, con los que tuve
una interminable discusión sobre lo que ellos creen que es el amor, y mi
posición sobre este tema.
Poco faltó que me
etiquetaran de mente cuadrada por no adaptar mi concepto del amor a lo que
ellos entienden por estar enamorado.
“Ella me da paz”,
dijo Alonso, con la otra discuto, me siento vivo, converso de muchas cosas,
pero sé que no es para mí.
“A mi fea no la cambio por nada, ella es buena, generosa, siempre está a mi
lado cuando la necesito, pero cuando estoy sin ella no puedo evitar buscar
otras mujeres”, agregó Sebastián. “Para qué ser egoísta, si hay Lucho para
todas", exclamó sonriendo.
Me queda claro que
ninguno sabe lo que es estar enamorado, han acomodado sus sentimientos de
acuerdo a su conveniencia mancillando el concepto del amor.
Sé que cada uno
puede dar una definición y hablar sobre cómo sienten el amor, pero estoy segura
que todos coincidiremos que el amor es entrega, luz, verdad; es darse a uno mismo sin esperar
nada a cambio.
Creo que la esencia
del hombre es distinta de la mujer, y coincido con Víctor Hugo cuando dice:
“El hombre piensa; la mujer sueña. Pensar es
tener en el cráneo una larva; soñar es tener en la frente una aureola. El
hombre es un genio; la mujer un ángel.
El genio es inmensurable, el ángel indefinible. El hombre es un océano; la
mujer es un lago. El océano tiene la perla que adorna, el lago la poesía que
deslumbra. El hombre es un águila que
vuela; la mujer es el ruiseñor que canta. Volar es dominar el espacio, cantar
es conquistar el alma. El hombre es un templo: la mujer es el sagrario. Ante el
templo nos descubrimos, ante el sagrario nos arrodillamos. En fin: el hombre
está colocado donde termina la tierra, la mujer donde comienza el cielo”
Pero con respecto al amor, tanto el hombre
como la mujer amamos de igual modo.
Nadie que sienta el
amor tendrá lugar en su corazón para otra persona que no sea la que ama. El
respeto es el pilar de este sentimiento que puede ser muy fuerte para soportar
ventiscas, y tan frágil cuando el engaño
es la daga que lo atraviesa.
Pilar Cueto
“Siempre se puede
soñar”