Si el muchacho ha pasado a la segunda etapa entonces
viene el coqueteo, y el baile es una buena forma de ponerse en vitrina con
movimientos sexis que le digan al otro: “Mira lo que te puedo ofrecer” El ritmo
de las canciones unidas a las letras crean el ambiente perfecto para ir
calentando el momento. “Bailando la toqué y ella se dejó” “Ella se arrebata
bata, bata, bata” “Pose, pose, pose” “Hasta abajo, hasta abajo, para arriba,
para arriba” “Tú me dejaste caer y ella me levantó y aprovecho y PAN, PAN, PAN”
Luego del baile se busca un lugar tranquilo donde
recuperarse de tanto movimiento, y en esta etapa el muchacho cree que la pelota
está en su cancha. Se saborea el manjar que llevará a la boca cuando en realidad
es la mujer la que está propiciando un momento donde descargar toda la adrenalina
que llevan dentro. Viene un beso, luego dos, la mano que se le escapa, el
suspiro entrecortado. Los cuerpos se juntan, se sienten, se torturan y luego
cada quien para su casa. A soñar con el momento creyendo que han encontrado al
amor de sus vidas. Luego de tres citas algunas parejas llegan a más, y cuando
los amigos les preguntan: ¿Son enamorados?, ellos responden: “Nos estamos conociendo” Aunque deberían nombrar las partes de sus cuerpos que ya han palpado y conocido hasta el cansancio. Muchos se equivacan y a la pregunta: ¿Cuál es su plato preferido?, responden... ¿Perdón? ¿Dijiste su pose preferida?
¡ESTO TIENE QUE ACABAR! Creo que es hora de reeducar a los hombres. Somos las culpables de que ellos cada vez sean menos
románticos, con eso de que no son cursis o que son tan feministas, no aceptan ni
siquiera que les abran la puerta del auto, y están echando al agua la oportunidad
de disfrutar de pequeñas cosas que nunca olvidarán, como por ejemplo una
declaración de amor antes del primer beso. Las primeras salidas tomados de la
mano mientras se cuentan sus secretos, y ese cuchicheo al oído que les hace
cómplices en medio del alboroto de una calle.
Hay otro detalle que también dejan pasar. El hombre
siempre va preparado a gastar en la primera cita, y es un error garrafal
decirle: “No, yo pago lo mío” Ni que
fuera tonto, le están ofreciendo la oportunidad de ahorrar. Déjate engreír, si
quiere celeste que le cueste ya sea el hot dog, la hamburguesa o la cena
gourmet en un restaurante de lujo.
Hay que amarse y darse su lugar, pero es más el miedo
que se tiene a que él encuentre a otra que le de lo que le pida en menos tiempo, a enseñarle al hombre
que contigo todo es diferente.
Es momento de parar y de no seguir enviando malas
señales. El hombre de por sí tiende a ser protector y le gusta engreír. No le
quistes su esencia. Ellos están esperando la oportunidad de demostrar que son
caballeros, románticos y que también pueden amar con responsabilidad y
compromiso.
No olvides que el amarse a uno mismo es el principio
de una historia de amor eterno, donde tú puedes ser la protagonista.
Un abrazo
Pilar