domingo, 19 de agosto de 2012

Basta un minuto


Basta un minuto para cambiar nuestras vidas y  echar al aire el esfuerzo de muchos años. Algunos se esmeran en construir  una imagen que en sesenta segundos  se hace trizas con una palabra que nunca debió salir de nuestros labios, o con una acción que debimos detener a tiempo. Nos preocupamos por el futuro y los planes a largo plazo, cuando en realidad deberíamos concentrarnos en los minutos que se nos van de las manos porque nunca les damos importancia.
Cometemos errores que casi no los percibimos porque ocurren en un minuto, y equivocados seguimos viviendo sin darnos cuenta de que nuestra infelicidad es producto de ese instante  que dejamos pasar.
Mentimos con mucha facilidad que hasta nos creemos la historia que inventamos; en un minuto nos convertimos en actores interpretando un papel que poco a poco nos aleja del camino.  Y cuando no reconocemos la ruta nos preguntamos ¿Dónde estoy?, y casi siempre olvidamos ese minuto donde viramos en dirección contraria.
Agredimos con miradas cuando nos creemos superiores y el resto es poco menos que nada. Basta un minuto para inflar nuestro ego y arrasar con quien se nos plante al frente. Luego olvidamos la mirada porque sin darnos cuenta se hace parte de nuestra vida y de nuestras actitudes.
Ofendemos con frases para desahogar nuestra rabia y no para solucionar los problemas. En un minuto vociferamos cientos de palabras que después decimos no haber dicho, o fingimos que no lo hicimos porque es mejor olvidar a reconocer que nos excedimos.
En un minuto podemos cortar una relación de muchos años sin importarnos el dolor que causamos. Solo importa lo que sentimos, tomamos la ruta más corta para quitarnos la molestia que tenemos encima. Decimos adiós con mucha facilidad para no luchar cuando las cosas se ponen  color de hormiga.
Pedimos perdón cuando tenemos la humildad de reconocer nuestros errores. En un minuto podemos congraciarnos con la persona que amamos, y hasta aceptamos de buena gana las condiciones que a veces nos piden para concedernos la indulgencia.
Podemos encontrar la felicidad en una frase que nunca pasará de moda. En un minuto se puede decir “Te amo” “Te necesito en mi vida” “Eres mi complemento” y cuantas frases que nacen de ese minuto  donde solo sentimos y nos dejamos llevar por el corazón.
Nos podemos dar el lujo de ser felices si aprendemos que los minutos cuentan, y que con cada segundo podemos ser libres y caminar hacia la gloria, o podemos hundirnos en nuestras miserias si desdeñamos esos minutos que van construyendo nuestras vidas.
Un beso
Pilar


4 comentarios:

  1. Mi comentario, es que escribes muy bien, deberias escribir libros de autoayuda, sin embargo tambien escribes muy bien las novelas sobre todo "Cuestión de Piel " la he leido y me pareció fantastica, te transporta al lugar, al momento, te imaginas los hechos, muy buena.
    Me gustaría saber si tienes otros libros.
    Muchos saludos
    Gladys

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    1. Hola Gladys:
      Gracias por tus comentarios. Solo escribo con el corazón.
      Y te cuento que a finales de setiembre sale a la venta Contrato Prenupcial. Ya les avisaré por mi blog.
      Un beso

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  2. Sobre los primeros parrafos, supongo que el tema no es pretender ser alguien que no se puede ser, por que el mas minimo movimiento nos delata, hay gente que se especializa en notar esos pequeños cambios en nuestras expresiones corporales y hasta faciales para lograr indentificar nuestras mentiras, quizas no se trate de dominar esas involutarias expresiones delatoras, sino de ser mas sinceros a la hora de actuar.

    Luego sobre lo pasajera que puede ser la felicidad, es como en la pelicula de Woody Allen, Match Point; muchas veces no tomamos en consideracion el hecho que vivimos en un completo caos, creemos que planificando nuestra vida al mas minimo detalle estamos ajenos a los alcances del azar, sin embargo solo nos engañamos para no sentirnos tan vulnerables.

    Esta vulnerabilidad viene de como la modernidad ha simplificado las cosas, como a alguien le escuche decir, hoy en dia las cosas no estan hechas para durar, todo lo que nos rodea desde un telefono hasta nuestra misma casa , no estan hechos para perdurar para mantenerse en pie, porque es mucho mas facil comprar cosas nuevas, es mas facil descartar que luchar y lograr algo que por ese es fuerzo valga mucho mas la pena.

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    1. Siempre se puede cambiar y depende de nosotros que las cosas que valgan la pena duren toda la vida.
      Match Point es mi película favorita.
      Un abrazo
      Pilar

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