¿Se han fijado cómo mira una mujer
cuando quiere ligar a alguien? Entrecierra los párpados y prolonga el contacto
visual los segundos necesarios para decirle al susodicho “Aquí estoy” Y cuando
está segura de haber captado su atención, camina despacio dejándose ver lo
necesario antes de encontrar el lugar adecuado donde llevar a cabo el segundo paso de su plan: un
espacio donde él la pueda abordar sin problemas de interrupción. Uno la observa
y da la impresión de verla indefensa, desamparada y necesitada de afecto,
despertando el instinto protector de quien, sin saberlo, es la presa que está a
punto de caer.
Vuelve el juego de miradas, pero
esta vez el hombre cree que da el primer paso respondiendo con una sonrisa,
cuando no hace otra cosa que decirle a la mujer: “Me tienes en tus manos”,
dándole la seguridad que ella necesita para dar el tercer paso; el de la
postura seductora.
Si tiene el cabello largo ella se
lleva la mano a la cabeza acomodándose el pelo de manera sensual, y sin dejar
de mirar de reojo a su objetivo. Él, que se cree el héroe de la noche, vuelve a
responder y adopta una postura similar a la de ella con el único objetivo de
realzar sus atributos. Se para derecho para aparentar ser más alto e impresionante.
Entonces mete las manos a los bolsillos y trata de inflar sus pectorales aguantando
la respiración. Hace sus diez minutos de esfuerzo para esconder la barriga que
se asoma adoptando poses de galán de cine. Ella responde atrayendo su mirada ya
sea hacia su escote o cruzando una y otra vez las piernas. Entonces empieza el
cuarto paso de la conquista: el saludo. Aquí ambos están a un mismo nivel y
todo se puede ir al diablo si es que ambos hablan demás, cuando solo importa lo que cada quien promete con los
ojos al quedarse sin palabras. Y si todo sale como ella quiere, pobre de él, se
verá comprando el anillo, haciendo
cuentas para el enganche de un departamento y creyendo que él fue el conquistador.
Un abrazo
Pilar
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