Pero ese amor de una sola vía tarde o
temprano va socavando tu interior, va ensanchando el espacio donde se acomoda
la soledad, la insatisfacción que poco a poco te lleva a la infelicidad.
No se puede amar sin esperar nada, no te
puedes entregar sin esperar respuesta. El amor debe fluir en ambas direcciones
por igual. Un “toma y dame” que te llene y te inspire a seguir haciendo cosas
por la persona que amas. Pero a veces nos volvemos protagonistas de estas
canciones y terminamos repitiendo: “Te necesito, mi amor” “No puedo vivir sin
ti”, y te desvías del camino y sientes que si no sigues entregando te vas a
quedar vacía. Deja de importar tus sentimientos, tus sueños, tus deseos; y
empiezas a vivir los sueños de alguien más que intentas acomodar a los tuyos y,
que a pesar de los esfuerzos, no calzan en tu espacio porque no nació de tu
corazón y no lo sientes con la misma intensidad que la otra persona.
Igual estás vacía, igual no tienes nada; solo
una ilusión que llamas amor y que sin darte cuenta se hizo humo frente a tus
ojos convirtiéndose en dependencia.
El amor es desear estar con alguien porque así lo
quieres, no porque lo necesitas. Es entregarte plenamente porque lo sientes y disfrutas las respuestas que recibes.
Los besos que das y dejan sobre tus labios. Las caricias que nacen y fluyen en
la misma medida.
Se puede seguir solo por la vida, pero si
encuentras a alguien con el que puedas ser tú mismo y caminar en la misma
dirección porque así lo deseas, disfrútalo. Entrega todo, pero también
prepárate para recibir.
Pilar
“Soñar es solo el principio”