lunes, 24 de marzo de 2014

Por qué ellos no nos aguantan


Es cierto que somos lindas, irresistibles y el sueño de todos los hombres. Que el mundo sin nosotras no sería igual. Que los hombres andarían hecho trizas y sin tema de conversación. Nosotras les alegramos el día y también somos su peor pesadilla. Que entre ellos y nosotras hay una relación de tira y afloja, pero la verdad es que sin ellos tampoco viviríamos felices. Los necesitamos para sentirnos especial, amadas y vivir el sueño que desde niña se nos metió en el subconsciente gracias a la Cenicienta y Blanca Nieves.
Debemos encontrar a un príncipe azul. Pero qué pasa cuando lo tenemos y de repente nos dice: Ya no te aguanto… mejor nos damos un tiempo.
Haces una evaluación de tu relación y llegas a la conclusión de que pusiste todo de tu parte para que tu noviazgo funcionara.
“Si yo estaba al tanto de sus necesidades”, dices, lo llamaba todo el día para saber cómo estaba. Le enviaba mensajes para recordarle que lo amo. Y como quería que sea mejor persona “le hacía ver sus errores en el momento preciso”, para qué esperar a estar solos o aguardar el mejor momento. Después me podía olvidar y eso habría sido un gran error.
Como lo amaba tanto quería tener un hijo que se pareciera a él, y como no podía tenerlo fuera del matrimonio “le hablaba de lo lindo que sería vivir juntos, casarnos y comprarnos un departamento”. No es que quisiera presionarlo, pero el tiempo pasa y habría sido lindo no desperdiciar un solo momento a su lado.
Él es muy desorganizado, y por eso “yo me ocupaba de agendarle sus días” Debía ir a un gimnasio para bajar de peso y nada hamburguesas y cerveza con los amigos, eso era perjudicial para su salud. Mi deber como su enamorada era cuidarlo y evitar que le subiera el colesterol.
Como ya formaba parte de su vida debía estar enterada de todo lo que hacía, y qué mejor que “tomar prestado su celular!, revisar su billetera, ordenar su clóset y sacar todos esos papelitos que tenía en la guantera del carro. Pero él nunca entendía mis buenas intenciones.
Harta de discusiones un día le dije que “mi ex nunca me había tratado así”,  que a él le gustaba que me ocupara de sus asuntos y que siempre me agradeció mi devoción por él. Entonces regresa con tu ex, fue su respuesta.
Ellos piensan y reaccionan diferente. Todos tienen una madre y no necesitan a otra que los sermonee y  les diga lo que tienen que hacer.  No necesitas expresar tu amor todo el día mediante mensajes que a veces llegan en mal momento. Déjate extrañar y recuerda  que se debe amar en libertad, que haya el suficiente espacio para que la brisa refresque la relación. Las cuerdas de un laúd están solas, aunque tiemblan con la misma música, y una pareja debe andar de la mano, pero nunca bajo la sombra de la otra.
Pilar Cueto
“Soñar es solo el principio”

   

 

 

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